En estos días, todos empiezan a hablar del amor, de las historias lindas. Aparecen corazones por doquier, peluches, rosas, promociones en restaurantes y hasta en hoteles (no hay que obviar tan importante lugar). Todos se abrazan, se visten de abejitas y sacan su cesta de paja llena de margaritas tirándolas por el aire gritando a los 4 vientos su nuevo camino de vida y en como esa persona la ha transforma convirtiéndola en "alguien mejor". El virus corrompe a todos y los mensajes en Facebook, Twitter, celulares y una larga lista de mensajes cariñosos invaden nuestra visión. Todo está bonito, se respira paz producto de suspiros, y todo se vuelve de color rojo intenso. Es ahí en donde agarro lápiz y papel y me pongo a observar para luego escribir.