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Mostrando las entradas etiquetadas como Familia

Carta a mi mismo

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Hola Cesar, ¿Cómo estás? Soy yo, o sea tú, pero con unos cuantos meses de diferencia. En primer lugar permíteme abrazarte. Es muy cliché decir “todo va a estar bien”, pero hoy te digo con total confianza que va a ser así aún cuando creas que en este instante nada tiene solución o veas siquiera el más mínimo indicio de que pueda ser así. Sé que duele mucho esas decepciones con esa persona, que te carcome la vergüenza por haber cometido tantos errores, que no es fácil iniciar esa conversación con tu familia y amigos, que esa idea de "solución" aborda cada vez más y más espacio en tu cabeza, pero lo que más te lastima es la decepción contigo mismo y con la que has generado a tu alrededor. Sin embargo, te informo que esa persona por fin la dejarás ir (principalmente porque nunca quiso y estuvo), tú mismo seguirás adelante y tu familia, a pesar de tener esa manera tan “peculiar” de afrontar los problemas, estará contigo y te apoyará. Recuerda, no estás solo. Eso que sientes ahorit

Influencia

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¿Es bueno volver a dónde uno fue feliz? Los más optimistas dirían un "si" casi de inmediato; sin embargo, yo me animaría a decir que "no necesariamente". El tiempo es quien ha hecho que cambie de perspectiva y que pase de la primera a la segunda respuesta al tomarme un segundo más en responder y recordar, en aquel corto lapso, cosas que no deseo que regresen o volver a lugares que hoy no aportarían mucho. Recuerdo, por ejemplo, aquel bar del centro de Lima en los últimos pisos de un edificio con arquitectura colonial y de un ascensor más que peligroso. Hubo jornadas dignas de una cobertura periodística adornadas con alcohol (medianamente controlado), pero también de música, muchísima música que hizo que cada día que iba sea diferente al apreciar no solo nuevas personas, sino nuevos sonidos que ampliaban mí siempre curioso gusto musical. Conforme fueron pasando los meses, aquellas canciones nuevas ya eran cada vez más conocidas, los nuevos rostros ya eran los de siem

Ringo

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Aquel 17 de diciembre del 2007, una bola de pelos estuvo en la palma de mi mano. Solo hace un par de semanas acababa de nacer aquel peludo compinche el cual me hacía sentir ridículamente feliz. Lo miraba, lo puse en una caja y me llenaba de ternura el cómo se estremecía de frio. Al no saber cómo alimentarlo, puse un pequeño táper con leche y pan remojado para alimentarlo. Lo comía de a pocos, pero al menos lo estabilizaba. Al llegar el verano, y al ser uno de los últimos que disfruté en su totalidad, me gustaba meterlo a escondidas a mi cuarto y jugar con él en mi cama. A mis padres nunca les gustó que Ringo entrase a mi habitación a dormir o pasar mucho tiempo al considerar que era un espacio que necesitaba mantener cierta armonía y limpieza. Aun así, con mucha creatividad de por medio, el peludo compañero y yo nos la ingeniábamos para romper las reglas y que este se divierta hasta en la sala. Conforme el tiempo pasaba, aquella bola de pelos fue creciendo más y más, las travesuras y

Sempiterno

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Debería empezar este texto mencionando el inicio de su vida, el largo camino que vivío de adulta, las batallas ganadas y perdidas o de su enigmática fácilidad de generar sonrísas, pero creo que quedaría corto. Las palabras más rimbombantes adornarían un texto hermoso en honor a su belleza y a la calma que transmitían sus ojos negros, pequeños y achinados. No, no empezaré este texto con ello. Debería haber algo más, algo que haga honor a su memoria en estas líneas. Probablemente hable de que cuando era niño, ella transformaba el escuchar aquel incómodo apodo familiar que se me asignó a algo no tan desagradable. Cuando salían aquellas 8 letras de su boca siempre se sentía un calor incomparable. Eso si, no niego que mis otros abuelos al hacerlo no hayan demostrado enérgica simpatía y cariño hacía mi, pero era la forma en la que lo decía que cuando recuerdo ese apodo la primera imagen que me sale es su rostro pronunciándolo mientras se sentaba en el lado izquierdo del mueble de la sala de

Cinco canciones sobre papá

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En la entrega de los Oscar de 1998, un emocionado Roberto Benigni recibía la estatuilla de mejor película extranjera por "La vida es bella". En su más que recordada celebración dijo algo en su hermoso discurso que pasa desapercibido: "Quiero agradecerles a mis padres porque me dieron el mejor regalo: la pobreza" Esto demuestra que, aún con un mensaje lleno de ironía, en nuestros momentos de mayor triunfo y júbilo, lo primero que se nos viene a la mente son nuestros padres. El buen Roberto termina siendo un claro ejemplo de la importancia que tiene un padre y/o madre en la vida de uno y más si consideramos que dicha película trata precisamente de como uno hace lo imposible porque su hijo no pierda la esperanza en una complicada situación. Luego de esta breve introducción y aprovechando esta fecha tan espacial, aquí un listado de 5 canciones en que se puede evidencia un sentido mensaje al progenitor. No, no está "mi querido viejo" de Piero, tranquilos. 1.- S

Entre juguetes y sueños

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Cuando eres niño pasan muchas cosas alrededor que no te das cuenta. Puede ser un capítulo importante de la historia de tu país, familiares que se han ido alejando u otras tantas que no comprendes y decides no querer saber nada. Un mar de situaciones pasan a tu lado y navegas en aquellas aguas turbulentas de tu infancia en un barco de travesuras acompañado de un grupo de amigos y juguetes como tripulantes que amenizan tus largas tardes de entretenimiento al haber terminado tareas escolares. A pesar de tener una gran casa y usar diversos juguetes que se complementaban con los heredados de mis hermanos, siempre me preguntaba porque mi padre no estaba ahí la mayor parte del día y solo lo veía minutos antes de que me vaya a dormir. Él llegaba alrededor de las 9:00 PM, entraba a mi cuarto y saludaba a mi hermano y a mi para luego bañarse, cambiarse y quedarse en la cocina con mi mamá conversando mientras cenaba para finalmente irse a descansar y así iniciar a la mañana siguiente otra larga j

La obra de una cuerda

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Hace unos días fui a ver el unipersonal de Wendy Ramos. Era la ultima función y tuve mucha suerte en conseguir la entrada con una ubicación cerca del escenario y al medio. La vista era privilegiada y esperaba con ansias poder ver en vivo y en el teatro a una actriz que ya anteriormente había sido parte de mi niñez al ver a los entrañables, ocurrentes e inolvidables personajes de "Pataclaun".

Recuerdo Navideño

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Recuerdo una chompa que me regaló mi mamá la cual solo use unas dos veces. Recuerdo el ultimo juguete que me regalaron el cual no me gusto y lo guardé en una bolsa junto con todos los demás. Ese mismo día mi padre vio como los metía dentro de una gran mochila y como entre lagrimas y una sonrisa de esperanza aceptaba que ya había dejado esa etapa y que oficialmente la niñez era parte del pasado. Escribo este texto en el mismo cuarto en donde improvisaba titánicas peleas entre Goku y Chewbacca. En como llenaba el piso de Legos formando ciudades que después serían destruidas producto de la colosal pelea entre Spiderman y el duende verde. Es en esta misma habitación en donde miraba la calle esperando que la niña que me gustaba pase camino a la panadería a ver si su pavo estaba horneado y así tomar una escusa para salir a la calle y hablarle unos minutos. En la sala de mi casa, caminaba alrededor del árbol sentado junto a él esperando que ya lleguen las 12 para poder abrir mi r

Canciones del recuerdo.

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A lo largo de mi vida he escucha diversa cantidad de tipos de canciones. Algunas memorables, otra que detestaba, otras que me daban risa y otras que me hacen recordar algún momento en especial. En esta oportunidad quiero hablar de lo último, de esas canciones que no necesariamente son mis preferidas y están en mi celular; sin embargo, cada una de ellas me ha hace recordar muy gratos momentos. Al momento de ver esta lista se darán cuenta que si bien el rock es mi género musical preferido, no necesariamente me limito a escuchar solo eso y escucho de todo. Me considero, así como Kevin Johansen,"degenerado en la música ya que es una manera de decir que me gustan todos los estilos, todos los folclores, todas las canciones". Cabe mencionar que estas son algunas de las canciones que se me vienen a la mente en estos momentos. No necesariamente me gustan:

¡Fiesta!

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Siempre pregunto si las fiestas de primer año son dedicadas realmente al niño o va para los adultos que van a las fiestas. De mi primer cumpleaños no recuerdo nada. No recuerdo como vestí ese día, no recuerdo si siquiera hubo fiesta y mucho menos el primer regalo. Teníamos una cámara negra de forma rectangular marca Panasonic que nunca funcionó por lo que si hay unas fotos, seguramente las tendrán quienes vinieron al agasajo. Mi familia y yo nos acabábamos de mudar a mi actual hogar provenientes de la casa de Magdalena que quedaba cerca a la Huaca, la cual tenía como dueños a diferentes familias invasoras quienes tenían respeto al Zambo Pedro, el cual fue conocido por todo el distrito como "El único Inca negro". Los primeros cumpleaños los celebran y los recuerdan todos, menos tú. Aún así, esto no quita lo alegre y trascendente de dicha fecha.

Emperador de fe

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Cuando era niño, nada me alegraba más el día que sean las 9:30 de la noche y ver a mi papá entrando por la sala con una enorme sonrisa cuando yo le gritaba "¡papi!" y corría a abrazarle la pierna.  El, totalmente agotado, se sorprendía de como yo jugaba tirado en el piso de mi cuarto un partido de fútbol entre juguetes siendo los arcos cuidadosas elaboraciones de lego unidas a las redecillas que vienen con los vegetales para que este ultimo la haga de red. Elaborarlos eran muy trabajoso , pero me gustaba.

Amargo amanecer

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Aquella madrugada del miércoles todo era escándalo en casa. Todo acontecía en el cuarto de mi madre mientras todos intentábamos calmarla de tan trágica noticia que había llegado: el fallecimiento de mi abuela.

El carrito y la mecedora

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Según los estudios, es imposible que un niño se acuerde de cosas que pasaron cuando este era muy pequeño. Yo nunca creí esa teoría porque tengo recuerdos, borrosos eso sí, de cuando tenía 5 o 4 años. Los días domingos, mis padres tenían por costumbre visitar a mis abuelos por partes de padre. Yo, totalmente ajeno a lo que acontecía en aquel entonces, sólo me quedaba en el comedor mirando un carrito (que era una escala 1x16 del primer modelo Ford)  que estaba encima de una vitrina en donde se guardaban las copas que nunca se usan.

¿A donde Vamos?

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Los fines de semana, uno tiene la costumbre de levantarse lo más tarde posible, todo con el fin de descansar y despojarse de los problemas de la rutina tomando un buen desayuno dominguero mientras ve el magazin de la mañana. En mi casa siempre pasaba eso cuando tenía 8 años. Recuerdo que me despertaba siempre a las 11 am los días domingos, pero no porque se me iba el sueño sino era porque mi papá tenía la (mala) costumbre de probar la radio y subir todo el volumen escuchando "radio panamericana" mientras entraba a los cuartos a decir "levanten-sé!" con una voz chillona . Ahora, mi papá no lo hacía con un fin malévolo , sino lo hacía por bromear; y vaya que lograba molestar.

Mi Superhéroe

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Mi superhéroe no usaba capa ni tumbaba edificios. No era más rápido que una locomotora, ni más noble como una lechuga, ni su escudo era un corazón. Era un hombre de carne y hueso que poseía el don de la risa. Mi superhéroe poseía una cabellera blanca y ojos claros, una pose erguida e hidalga; una sonrisa que contagiaba a cualquiera y una sinceridad que desearían tener muchos. Era de las personas que trataba bien a todas, desde la monja de la iglesia hasta el señor que vendía helados.

Fabianna en mis Sueños.

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Después de unas semanas algo diferentes a las vividas en los 20 años que tengo de vida; ayer se presentó quizás el día mas emotivo de todos; la más indescifrable emoción que he sentido en toda mi vida. Es fácil y no entraré en rollos o ideas contradictorias que suenen interesantes, SOY TÍO! Eran las 12 del mediodía, y la jornada empezaba. Si bien todos al inicio estábamos algo tranquilos, con el transcurso de las horas como que la cosa cambió un poco. Avanzaba el tiempo y nada. Una, dos, tres horas y absolutamente nada de nada. Si bien en ese transcurso de tiempo horas no paso nada desde el punto de vista de la persona que esta en la sala de espera; mi cuñada estaba sintiendo dolores tan grandes como los de Jesucristo en su pasión. Lo curioso llegó después, y es que veo a un tipo con bermuda, piel rojiza, polo manga corta y lentes de sol, entrando a la sala donde tenían a mi cuñada. El tipo todo sonriente dijo "Hola" y entró. A pesar de estar tranquilo y haberme comido ya

El Inicio

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OK, no soy bueno escribiendo y eso quedará totalmente comprobado en lo que escribiré (o haré el intento) a continuación. A veces puedo ser algo apurado, lo sé, o hasta sentimental (pero sin llegar a lo cursi) y es por eso que tratar de unir esas dos sensaciones en unas cuantas lineas es algo difícil. Osea, hablaré de mi, pero no de mi (suena contradictorio pero así es, ya verán). Para mi los sábados son tranquilos, monótonos: desayuno tibio y rápido, ir a la ducha, salir, estudiar, almorzar, descansar, ver TV, salir (si se puede), dormir y ya. Pero ese sábado era algo diferente, la sala estaba totalmente invadida de colores, que en mis cortos 20 años de vida, jamás los había visto por ese fortín al que le llamo "casa", era los colores rosado, blanco y acompañados de cintas de agua y demás chucherías que no recuerdo el nombre. Y es que vengo de una familia en donde el 70% es de género masculino, y ver esos colores como que era algo... ya saben... extraño. Bueno, sin r