El carrito y la mecedora
Según los estudios, es imposible que un niño se acuerde de cosas que pasaron cuando este era muy pequeño. Yo nunca creí esa teoría porque tengo recuerdos, borrosos eso sí, de cuando tenía 5 o 4 años.
Los días domingos, mis padres tenían por costumbre visitar a mis abuelos por partes de padre. Yo, totalmente ajeno a lo que acontecía en aquel entonces, sólo me quedaba en el comedor mirando un carrito (que era una escala 1x16 del primer modelo Ford) que estaba encima de una vitrina en donde se guardaban las copas que nunca se usan.
Mi abuelo siempre fue participe que sus nietos pequeños hagan travesuras, y sorprendido por como me quedaba horas mirando al carrito, un día se me acercó y me preguntó:
- "Hijito, ¿Que quieres que tanto miras allá?"
- "El carrito". Respondí inmediatamente.
Cuando él estaba presto a entregármelo, mi madre se acercó y, por razones que hasta ahora no sé, le dijo a mi abuelo que no me entregase el carrito. Él, amable siempre, sonrió y lo puso de nuevo en lo alto de aquella vitrina.
Cuando el falleció yo tenía 12 años. Algunos dicen que no logré sentir la perdida de mi abuelo, pero fue todo lo contrario. Lo curioso es que aquel día del velorio, todos estábamos como él siempre quiso que estemos: riéndonos y recordándolo. Yo simplemente me acerqué a su cajón, lo vi descansando y al subir un poco la mirada, vi aquel carrito en la vitrina, justo encima de él. Fue como si él me hubiese dicho que ya podía tenerlo en mis manos.
Hasta el día de hoy el carrito sigue ahí, no lo he tocado porque es una manera extraña de revivir ese recuerdo de mi abuelo. No habré tenido demasiadas experiencias junto a él, pero me da gusto que la única que recuerde, siga aún viva en ese carrito.
Años después me pasó lo mismo con una mecedora. Si bien la historia era entre mi otro abuelo y yo, la esencia era lo misma. Él me subía a una mecedora, la más grande que tenía en su oficina. Si bien todos mis primos se reían usándola, yo me asustaba y simplemente rompía en llanto. Creo que de ahí nació mi poco aprecio a los deportes de aventura.
En fin, mi abuelo al verme sollozando, me daba una propina con la cual yo me secaba el rostro, previa limpiada de mocos, y corría a una feria que había a media cuadra de la casa. No era que lo hiciera adrede para que mi abuelo me de dinero, el chantaje es algo que nunca me ha salido bien; sino que todo esto pasaba porque él quería ver a todos sus nietos felices.
De alguna forma ahora estoy como encaminado, no del todo pero por lo menos estoy en el primer paso. Si bien ya veo algunos avances, me da algo de tristeza que los artífices que yo esté en este mundo y dueños de mis apellidos, no estén a mi lado acompañándome en lo que estoy sembrando.
Lo que me reconforta es que si bien ya no están a mi lado físicamente, en algún indescriptible lugar, ellos están ahí. Tal vez riéndose como antes y viéndome sentados como estoy avanzando. Tal vez uno esté sentado en su mecedora, y el otro esté sentado en aquel mueble rojo que dejó en su sala.
Hasta que los vea de nuevo, yo seguiré intentado usar la mecedora y apreciaré aquel carrito de la vitrina.
Cambio y fuera.
[En este tipo de situaciones, lo más probable es que todos crean que los recuerdo a ambos poniéndome triste. Pues no, a ellos nunca los vi tristes así que esta canción refleja de alguna manera los momentos que pasé con ellos, sus sonrisas y su espíritu de vida.]
Tus abuelos deben ser algo asi como los Beatles...recuerdas lo genios q eran, sabes q aunq no viviste en su época han dejado algo bueno en ti.. y a pesar q ya no están...los recuerdas con alegria..pq sabes q existieron.... =).
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ResponderEliminarAwww César,tu blog siempre es bienvenido. Veo en el mucha franqueza. Creo que tus abuelos estan sonriendo al ver como impregnaste en ti cada pequeño instante con ellos. =)
ResponderEliminarde todos tus post este es mi FAVORITO!!! ... deberias pensarlo bien y plasmar todo lo que escribes en un libro:D
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario "anónimo". Sigue leyendo el blog y recomiendalo. Un abrazo, saludos!
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