Capitulo III: La revelación
El día de mi cumpleaños recibí los saludos correspondientes. Todos decían casi lo mismo: "Felicitaciones", "Pásala bonito", blablabla y todo ese tipo de clichés. Como había sido negada mi intención de salida número 4679 y empezaba a pensar cosas muy confusas acerca de mi amistad con "la invisible", decidí exiliarme un tiempo. Un par de días me alejaría del ordenador y vería que pasaba. De paso que aprovechaba y estudiaba para un examen que se avecinaba. Para ser sincero, el alejarme no sirvió de mucho; en realidad no cambió nada. El alejarme sería como huir de lo que me molestaba, y eso no va conmigo. Así que decidí volver a mi rutina del MSN y todo ello. Habiendo estudiado y pasado el examen satisfactoriamente, vale la aclaración.