Historia para una gloriosa mañana
Todo nació porque día a día le tarareaba una canción que no salía de mi cabeza. En el 2003, un amigo me entregó un CD sin nombre, sin carátula, sin pistas. Solo era un disco grabado de algo que había escuchado hace unos días, pero con todo un universo adentro por explorar. Yo solo reconocía una canción: "Wonderwall". Un monumental éxito que se escuchaba en radios y muchos querían emular las notas al aprender a tocar guitarra. El resto de canciones eran un terreno virgen. En aquel entonces, todavía se mantenía la experiencia de escuchar completo un disco, por lo que le puse play en mi antigua radio con inmensa timidez y sin saber exactamente qué buscaba ni que encontraría, pero sintiendo que algo en mí empezaba a moverse.
Así comenzó todo: no por moda, ni por hype, sino por una necesidad silenciosa de pertenecer a algo más grande que yo. Y es que en un tiempo sin Spotify, donde descubrir una canción era casi una expedición arqueológica, ese disco se convirtió en mi brújula emocional. Cada canción nueva era como entrar a un cuarto donde ya había estado en sueños, pero seguía mágicamente despierto. No entendía del todo las letras, ni el acento de los Gallagher (el inglés de Manchester es muy complicado), pero entendía la emoción y me dejaba llevar por ella haciendo la experiencia mucho más introspectiva. A veces, solo eso es suficiente para poder amar algo: prestarle atención a los detalles, dejarse llevar, explorar, sentir miedo, interés, abrazar el momento y simplemente ser feliz.
Cuando Oasis lanzó Don’t Believe the Truth en 2005, sentí que llegaba tarde y a tiempo al mismo lugar. Era la primera vez que los escuchaba en tiempo real. No era un viaje hacia atrás como había pasado con varias canciones, era el presente vibrando con guitarras setenteras, frases emotivas pero lapidarias, y ese orgullo melancólico que solo ellos sabían empacar en tres minutos. Rebeldía, frescura, emoción, amor y odio, todo en un solo álbum de forma rápida directa y sin filtros. Oficialmente, ya era un fan.
Con el pasar de los años y a consecuencia del acceso cada vez más asequible de internet en casa, ya no estaba solo. Había encontrado amistades como "Mogui" y me uní a una comunidad llamada Slide Away, donde conocí a personas maravillosas que hablaban el mismo idioma: el amor a los Gallagher, el cómo sus letras formaban parte de una vida que empezaba a sonar al entrar a tus veintes y un refugio emocional en donde todo se dice con riffs y no con frases largas. Curiosamente, "Slide Away" —la canción que le daba nombre al grupo— no me atrapó al inicio. Pero como pasa con algunos amores reales, fue calando poco a poco, en silencio, a escondidas, en medio de la noche, para luego quedarse en un lugar muy especial de mi alma.
En el 2008, la vida me dio un golpe bajo: mi hermano se enfermó gravemente. Fue un año donde el silencio pesaba más que el ruido. En una de las tantas tardes complicadas, decidí salir a caminar y puse alguna de las 30 canciones que estaban en mi antiguo mp3 de 128MB para poder despejarme. Es ahí en donde apareció "The Masterplan". No como un himno de fuerza, sino como un susurro que decía: "take the time to make some sense...". Esa canción no me salvó, pero me sostuvo y me dio la fuerza necesaria para entender lo que años más tarde me dirían en terapia: las cosas no pasan por algo, simplemente pasan y de nosotros depende como enfrentarlas y como nos afecta. Como en algunas otras oportunidades y como a muchos les debe haber pasado, una canción puede hacer ver todo ello que no podías explicar.
El viaje continuó y, un año después, ya con mi hermano recuperado y en paz consigo mismo, Oasis tocó en Lima el 30 de abril en el antiguo Estadio Nacional. Estuve ahí, entre gritos, cerveza, y miles de personas que también llevaban años esperando ese momento. Verlos fue como ver materializado todo lo que no podía explicar: las emociones no dichas, los años que pasaron, los momentos que me marcaron en silencio. Mi prima - hermana, hermosa compañera de vida contemporánea, estuvo a mi lado y, por cuestiones del destino, conoció a quien ahora será su esposo. Oasis, una vez más formó parte de acontecimientos importantes de mi vida y mi entorno.
Es por eso que ese 28 de agosto del 2009 si tuvo un impacto en mí. Aquella fecha fue en donde las peleas de los hermanos Gallagher llegaron a un punto de ebullición que simplemente ya no se podía arreglar. La frase de Noel fue lapidaria: "No puedo trabajar con Liam un día más". Así, en medio de la tarde/noche (hora local), sin remordimientos ni explicaciones, Oasis se separó.
Sin embargo; si algo permite que una banda nunca muera es su música, y esta ha resonado con los años cada vez más. Los Gallagher sacaron proyectos diversos que emocionaron a los fans, pero ninguno pudo igualar a lo generado cuando estaban juntos. Han pasado más de 30 años desde que ellos empezaron a tocar y aún con todas las polémicas y errores, su música trasciende a generaciones, ha tenido impacto en la moda, la sociedad, en las expresiones y vida de millones. Decir que Oasis es "solo una banda" realmente termina siendo muy poco.
El regreso de Oasis no es solo una noticia musical, es una coordenada emocional. Una puerta abierta al pasado sin intención de quedarnos ahí. Es recordar que fuimos, sentimos y sobrevivimos. Es hacernos recordar que la música une, que las historias que vivimos siguen vivas, que en tiempos en donde la música se crea más para un reto en Tiktok, el crear letras potentes, que perduren en el tiempo y que generen impacto es, irónicamente, ir contra la corriente y generar algo realmente revolucionario. "So I start a revolution from my bed..."
Solo me queda decir a esta grandiosa banda, que solo me ha regalado momento felices, un enorme "Gracias": Por acercarme a mi familia (mi hermano y mi prima), por hacerme crecer como persona en no avergonzarme por quién soy y hablar con sinceridad aún cuando eso incomode, por tener nuevos y grandes amigos (comunidad Slide Away, Mogui, Tano, Kike, etc) y por hacerme vivir la vida un poco mejor. Cuando me toque dejar este mundo, que me recuerden con "Live Forever": un himno a la libertad de explorar un nuevo mundo y con el deseo de que quienes quieres te tengan presente en sus recuerdos. Como George Eliot escribió alguna vez "Nuestros muertos nunca están muertos para nosotros hasta que los olvidamos".
Si me preguntan qué canción define a Oasis, la respuesta que se me viene a la cabeza es "Champagne Supernova". Porque ahí está todo lo que es la banda: la confusión, la belleza, la pregunta sin respuesta, el mar, el cielo, la nostalgia, la arrogancia, el consuelo y el caos. Es como mirar al cielo en medio de la noche y entender que realmente no entiendes nada, pero en medio de una confusión psicodélica, te dejas consumir y vivir el momento. Curiosamente, si alguien escucha la canción en este momento de reunión de la banda, es como si ellos te dijeran: "¿En dónde estuviste todo este tiempo que no nos conocías y volábamos juntos?. No importa, ven, únete, siente, vive, forma parte de nosotros".
Y es que a veces, basta una canción para no olvidarla nunca, pero es un artista el que hace que una canción sea una hoja de un libro entero de emociones. "Are you Mad Fer it?"
Cambio y fuera.
That they're gonna get away for the summer
But you and I, we live and die
The world's still spinnin' 'round, we don't know why
Why, why, why, why...
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