Fotografía

Cumpleaños - Liniers

En medio de la sala y con mis amigos y familiares alrededor, se forma en mi rostro una sonrisa de felicidad, tranquilidad y nostalgia. Miro aquella lata de cerveza que está por acabarse y como ya el sabor ha cambiado producto del calor inclemente del verano que impide que su sensación refrescante perdure por mucho más tiempo. En eso, Diego, mi mejor amigo por más de 20 años, me nota pensativo por lo que se me acerca y me dice:

    - ¿Qué se siente haber pasado la mitad de esta nueva década?

De repente, toda la sala se oscurece. No veo nada ni a nadie, solo una luz blanca sobre mí ilumina el gran espacio lleno de silencio. Lo primero que viene a mi mente es la primera vez que me caí en bicicleta mientras viajaba con mi hermano. Me golpeé la nariz, sangré un poco y lloré de miedo. Pero luego, mi papá, que siempre llegaba a casa pasadas las 9:00 PM debido a su trabajo, vino a mi cama, se rió y me abrazó, demostrando en silencio que todo estaba bien y haciéndome reír.

Recuerdo aquella Navidad en la que ya no esperaba regalos, y mi madre me dio un reloj con el escudo del Sporting Cristal, equipo del cual soy hincha. Lo cuidé con tanto cariño que lo llevé en mi muñeca por más de cinco años. También recuerdo cuando Tito, el segundo de mis hermanos, nos reunió en la cocina y, muy orgulloso, nos mostró las llaves de su nuevo departamento.

Recuerdo el grito de alegría de mi mamá cuando se enteró de que sería abuela por primera vez. Su abrazo a Kristian, el mayor de mis hermanos, cuando reinició su vida tras una mala experiencia, y su constante preocupación por Manuel, el tercero de mis hermanos, quien finalmente ingresó a la universidad tras varios intentos fallidos. También recuerdo cómo todos estuvimos juntos cuando él se enfermó gravemente.

Recuerdo la foto que me tomaron (y que ahora está perdida) cuando posé con el carnet de mi primer trabajo a los 17 años. La felicidad de mis padres al graduarme de mi carrera técnica y universitaria, esta última en plena pandemia. Pienso en los juegos con "Fabi", mi primera sobrina e hija de Tito, las búsquedas del regalo navideño para su hermana "Fergie" y el cuidar a "Ale", mi tercera sobrina e hija de Manuel, durante la pandemia, alternando con las dificultades del trabajo y estudios remotos.

Es imposible no recordar a quien me acompañó por cinco años. Al final, hubo muchos más gratos recuerdos y enseñanzas, y el tiempo ha hecho que solo le desee lo mejor, aunque ahora mantengamos una distancia adecuada y prudente. Lamentablemente, también recuerdo mi "no, no deseo una relación así y no ser esta persona" y cómo me traicioné, me dejé manipular y persistí en una relación que no me traía nada bueno, destruyéndome económica, psicológica y mentalmente.

Aquí es donde viene lo difícil, porque no recuerdo claramente qué vino después. Mi cabeza estuvo en piloto automático por casi un año. Iba a la oficina, salía con amigos, cenaba con la familia, pero realmente no recuerdo mucho de ese tiempo. Dormía poco, comía, pero luego lo rechazaba. Volvía a cometer errores y me frustraba. Solo recuerdo vagamente los martes a las 7:00 PM, cuando en mis citas con el psicólogo, este mencionaba mis mejoras, explicaba lo sucedido, el porqué estaba ahí, y me ayudaba a aceptar muchas cosas, aprender a perdonar y perdonarme. Finalmente, después de mucho esfuerzo, mi terapeuta me dijo lo que siempre quise escuchar: "Oficialmente, estás dado de alta".

Fue complejo volver a recordar, pero satisfactorio hacerlo sin culpa. Hacer cosas nuevas y complementarlas con otras que me habían acompañado a lo largo de mi vida hizo la experiencia más llevadera. Vivir una breve etapa de estrés en el trabajo, pero emocionarme al ver los resultados y seguir intentando, fue lo más agradable que me pasó en mucho tiempo. Aprendí a no tenerle miedo a mis errores, sino a enorgullecerme de ellos, aceptarlos y no rendirme para lograr un objetivo. Volví a sentir.

Hoy me acompaña todo lo bueno: mi familia, mis amigos y mis sueños, así como todo lo malo: mis errores, mi terquedad, mis miedos. Pero, principalmente, me acompaña el tener muchas ganas de vivir. Quizá esta combinación es lo que hace que me emocione al escribir estas palabras mientras salen algunas pequeñas lágrimas, pero ahora de felicidad. Me gustaría mirarlo a Diego y decirle todo esto, pero no es necesario porque él siempre estuvo ahí en todo este tiempo. En las buenas, en las malas y en las peores. Gracias, amigo.

Las luces se encienden en toda la sala, regresan las personas y me doy cuenta de que todos son los que quiero que estén. Miro a Diego y le digo que repita la pregunta. Él sonríe y lo vuelve a decir:

    - ¿Qué se siente haber pasado la mitad de esta nueva década?

Le doy un sorbo a mi lata de cerveza, sonrío tranquilo y solo atino a decir:

    - De puta madre.

Nos juntamos todos, alguien pide una foto y nos acomodamos para tomárnosla. Sí, también me reconcilié con dicha actividad porque quiero recordar los momentos importantes para mí y guardarlos no solo en mi memoria, sino en una imagen. Tal vez no las publique todas en mis redes sociales, pero tengan la seguridad de que todos los que aparecen en ellas siempre los tengo presentes en mi biblioteca personal, tal como lo hizo mi abuelo Enrique en alguna oportunidad y lo descubrimos cuando ya no estaba con nosotros.

A todos los que menciono en este texto y especialmente a usted por leerlo, simplemente gracias por seguir aquí y espero que nos acompañemos por muchos años más. Feliz cumpleaños a mí.

Cambio y fuera.

"Hey, stay young and invincible
'Cause we know just what we are
And come what may we're unstoppable
'Cause we know just what we are"



Comentarios

  1. Anónimo16/2/25

    Gracias por tus relatos, los disfruto mucho. Que sigas pasando lindo. Feliz cumpleaños ✨️ 🎂

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    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias por tu comentario y los buenos deseos!. Sigue compartiendo el blog. Un fuerte abrazo.

      Eliminar

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