Emperador de fe

Cuando era niño, nada me alegraba más el día que sean las 9:30 de la noche y ver a mi papá entrando por la sala con una enorme sonrisa cuando yo le gritaba "¡papi!" y corría a abrazarle la pierna.  El, totalmente agotado, se sorprendía de como yo jugaba tirado en el piso de mi cuarto un partido de fútbol entre juguetes siendo los arcos cuidadosas elaboraciones de lego unidas a las redecillas que vienen con los vegetales para que este ultimo la haga de red. Elaborarlos eran muy trabajoso , pero me gustaba.


Mi padre siempre me hacía reír y hacerme cosquillas cuando yo era niño y le encantaba peinarme. Debo admitir que esto ultimo no era recíproco: detestaba que me peine con ese cepillo de bolsillo color blanco hecho de cacho de toro lambayequano. El no paraba mucho tiempo en casa ya que siempre trabajaba y solo teníamos el domingo para pasar un momento que se reducía solamente a echarme en su cama a ver TV con él o acompañarlo a ver a mis abuelos (sus padres). En toda mi inocencia, yo siempre le reclamaba a mi papá que pase más tiempo en la casa, que juegue conmigo, que compartamos algo y que me enseñe cosas simples por el simple hecho de que esté ahí. Mi padre siempre lo quiso pero no podía ya que mientras yo jugaba con mis juguetes y estudiaba mucho en el colegio para que él me regale muchas sonrisas a las que siempre me tuvo acostumbrado, él se esforzaba día a día para llevar algo de dinero a casa. 

Mi padre a comienzos de los 90's, perdió su trabajo producto de la quiebra del banco en donde laboraba. Cuando esto sucedió, él ya nos tenía a los 4 hermanos: Mis 2 hermanos mayores estaban por terminar el colegio, el tercero estaba por ingresar y yo era un bebe en pleno proceso de desarrollar mis actividades motoras. Desde que eso sucedió, mi padre trabajaba como nunca para que no nos falte nada. Si bien económicamente fuimos respaldados por mi abuelo por parte de madre, mi papá trabaja como si esto no pasara ya que siempre le gusta superarse, y lo logró.

Mi padre encontró un trabajo estable a finales de los 90's y logró la tan ansiada formalización en los primeros años de los 2000. Yo ya estaba en secundaria y ya pasaba más tiempo con él, ya entendía sus bromas en doble sentido, sus palomilladas y, principalmente, entendía esos consejos para toda la vida que eran duros, simples y que no duraban más de 2 minutos. De alguna manera, crecimos juntos como dos adolescentes viendo una nueva vida llena de retos por venir.

Hoy, 18 de noviembre, mi padre cumple 63 años de vida que no los aparenta en lo absoluto: físicamente tiene 53 y espiritualmente tiene 24. Es bromista, renegón y, según comentarios de mi abuela, yo soy totalmente idéntico a él lo que me alegra infinitamente.

Julio Cesar, mi padre, me llamó Cesar Augusto basándose en el imperio romano. Ahora, yo ni loco le pondría a mi hijo Octavio, así que descarten esa idea; pero me gusta hacer una analogía sobre ese hecho y saber que algún día yo continuaré ese Imperio" llamado "Guzmán". Un imperio basado en "expandir" las sonrisas a los que estén cerca,  "hacer construcciones omnipotentes" de carcajadas y  "formar legiones" de buenos recuerdos.

Ese es mi padre, el emperador de mi fe en un mundo mejor. Te quiero viejo.

Cambio y Fuera.


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