Un minuto para el sueño de medianoche.

Siendo las 3:00 AM y escuchando los silbatos del vigilante de la cuadra, me doy cuenta que mis intentos por consolidar el sueño son en vano. He escuchado música, he visto televisión, he leído el libro pendiente e inclusive intenté molestar a algunos noctámbulos en las redes sociales para así aburrirme y generar un bostezo el cual nunca llegó.

De un momento a otro escuche golpes en la puerta del carro que estaba guardado en el garage. Quité la laptop de mis piernas y caminé sigilosamente hacia la puerta trasera para verificar que era lo que había pasado. En ese tipo de situaciones, uno está tranquilo pero con el pensamiento de que algo malo puede ocurrir; sin embargo, la preocupación se va cuando te das cuenta que el sonido fue producto de un gato. De nuevo al plan de buscar el sueño toma importancia.

Me siento de nuevo frente a la TV y decido cambiar a los canales musicales con el fin de ver algo que me mantenga lo suficientemente entretenido como para poder irme a dormir feliz. Lamentablemente, lo único que encontré fue un concierto de Lady Gaga y un "versus" entre Wisin y Yandel contra Juanes. Decepcionado de esa travesía en busca de entretenimiento en TV llamada "zapping", caminé de nuevo hacia mi cuarto y prendí la laptop.

Sentado en la cama no veía a nadie interesante conectado. El único ser que aparecía era "La negra Chávez", quien me contaba sus travesías eróticas, sus interminables juergas y fotos que tomó en su estadía por el caribe en aquel viaje de "estudio" que tuvo que realizar hace unos meses. Luego de 30 minutos sin hacer algo realmente productivo, apague la laptop  y decidí forzar el sueño. Si el sueño no llegaba a mi, yo iría por él. Es por eso que ya en cama, me quedé mirando el blanco techo de mi cuarto esperando que pase algo.

Al final, lo único que veía era como el día se estaba aclarando y como el sueño no llegaba. Sentía que mis párpados me dolían, que mi estómago se sentía vacío y que el sonido de los autos iban disminuyendo con el pasar de las horas. Las gotas de la garúa limeña empezaron a caer y el sonido que hacían al llegar a las tejas de mi casa, me mostraban que la noche se hacía interminablemente aburrida y desesperante.

No recuerdo en qué momento volví a bajar a la cocina. Sólo sé que vi el periódico de ayer y que las noticias policiales me parecían novedosas. Hubo una que trataba de un chico que murió a consecuencia de un accidente de tráfico producido por su excesivo consumo de alcohol. Las noticias deportivas decían lo mismo de los equipos populares y resaltaban a aquel jugador peruano "valiente" y de su gol en una final de un torneo internacional.

Al darme cuenta eran las 5:30 AM y algunas aves se posaban en las ramas del árbol que está en la entrada de mi casa y que ahora lucía  de color azulino producto de la lluvia en madrugada.  Pensé en un momento en aquella chica que me sonrió hace unos días en el instituto, en como su traviesa sonrisa era cómplice de una eventual aventurilla estudiantil. Recordé como las miradas se cruzaron, todo se congeló en el tiempo y un efusivo "Hola" fue el punto de partida a una conversación alegre. Cambiamos números, correos y conversaciones mas no el gusto ya que este último no fue correspondido por ninguno. Fuimos parte de un ritual de socializar en los pasillos con extraños de "no sabes donde" que te dicen " no sabes que" para despedirte "sin saber cómo".

El reloj marcó las 6:00 AM y me dio una sensación de frió muy intensa, me eché en la cama, miré al techo y cerré los ojos. Unos segundos después, sentí un empujón y vi a un amigo que me dijo muy preocupado:

- Levántate, Joaquín ya se fue y la vieja de Miguel está molesta.
- ¿De que hablas? Le dije sorprendido.
- ¡Vamos ya!, Son las 9:00 AM y ya hay roche. Estamos por Surco, así que salimos rápido con mi carro.

Miré hacia abajo y vi mis zapatillas ordenadas al lado del mueble de tres piezas en el que mágicamente aparecí. Estaba vestido con un polo blanco, un jean y mi casaca estaba doblada en una silla.

- ¿Terminé ebrio?. Pregunté en tono desencajado y nervioso.
- No, nada. Te quedaste dormido a las 9:00 PM mismo viejita. Te perdiste de todo el chongo y Joaquín te subió acá. Jamás había visto dormir a un pata tanto tiempo como tú.

Me agarré la cabeza y sonreía, miré a los costados y me di cuenta que mi búsqueda de sueño fue realmente mi sueño. Que los sonidos que percibía eran ideas y que mi cansancio me hizo ver una experiencia surrealista.

Bajé del cuarto Miguel hacia la cocina y la chica del instituto estaba ahí.

- Hola dormilón. Me dijo en tono burlón mientras se acomodaba su moño. Estaba vestido con un pijama simple conformado de un pantalón rosado y un polo manga larga color blanco.
- Hola... ¿Qué haces aquí?.
- Aquí vivo tontín... ¿ tienes hambre?. Se me acercó y me volvió a sonreír.
- Si... claro...
- Ok, siéntate que te preparo algo. Dile a tu amigo que se deje de hacer el espía que ya lo vi. A él también le serviré algo.

La chica del instituto no era nada más que la prima de Miguel. Conversamos por largo rato y nos reímos mucho. Ella me hizo ver que a veces, solo si nos despertamos, la realidad puede superar a los sueños ya que son los simples actos de un día cualquiera los que te hacen percibir la simpleza de lo tranquilo.

Cambio y Fuera.


Comentarios

  1. jajaja que chevere jajaj ya veeeez que no debes dejar de escribir? siempre suceden cosas interesantes de las cuales hacer un post.

    Besos peque! nos vemos pronto =)

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