I meet a Flower Girl...

Es la una de la tarde y la hora del almuerzo llegó. Aunque debo admitir que ese día no tenía mucho apetito y que esa hora es una buena escusa para levantarme del frío y aburrido cubículo en el que estoy. Aún así, no creo que esa hora sea mi "escape" ya que siempre estoy sentado en un rincón de la meza mientras las otras personas son los que conversan entre si y yo sólo aporto una que otra palabra.
Subí como de costumbre al "comedor" (¿se le puede llamar así?) a la hora ya mencionada. Hasta ahí no había absolutamente nada nuevo, hasta que llegó.
Se sentó y me comenzó a conversar una nueva integrante de la empresa. Espera, ¿conversar?; ¿conmigo?; ¿Qué caraj..?. Bueno, seguro es porque está algo aburrida y quiere hablar con alguien. No fui para nada descortés y le seguí la conversación, y por arte de magia pasamos de un tema a otro y a otro, y a otro.

Ahora que recuerdo bien, yo hice muchisimos comentarios estúpidos en aquella conversación, cosas como el tamaño de mi perro, o el complemento que es mi madre de mi padre.... ¿era necesario hablar ese tipo de cosas en la primera conversación con una persona totalmente extraña?. Por último, ¿Porqué demonios siento que la conosco de antes y hablo con tanta facilidad?.
Hubo ratos de silencio y en donde no había nada que añadir a la conversación, esos ratos largos donde no hay comentarios y todo es incómodo. Pero era un silencio relajante ya que ella lo hacía agradable. Otra buena situación en menos de 20 minutos; ¿Hacer agradable el silencio?, ¿es eso posible?.
El almuerzo se acabó y cada uno tenía que volver a lo suyo. Fue una sensación rarísima que no sentía desde que tenía 16 y estaba sentado en una aula de un local estudiantil de Lince. Por una parte me alegré ya que estaba volviendo a ser el mismo muchachito de aquellas épocas, el muchacho que hablaba de cosas fluidas una y otra vez, que sacaba sonrisas simples en el momento indicado y que se interesaba de lo que hablaba la otra persona. Por alguna extraña razón la esperanza perdida desde hace 1 año regresó.
Se pasó la otra mitad del día y decidí irme a casa. Esta chica de ojos cristalinos y marrones; y que posee una sonrisa de esperanza, estaba parada ahí, en el paradero. Tranquilamente pude saludarla e irme con ella en el mismo bus (tomamos la misma ruta). Pero no lo hice, decidí quedarme en una panadería que hay en la misma esquina y esperar a que ella se vaya. Ella me había regalado un almuerzo que me había alimentado el alma. Un alma carente de sensaciones en los últimos meses y que encontró en 20 minutos un escape.
No escribiré huevadas como: "Su sonrisa es hermosa como el florecer de las rosas" o estupideces propias de una canción de Arjona; simplemente es ella y eso es algo difícil de encontrar, punto.
Si bien en los siguientes días no pude con mi "brillantes" y cometí errores tratando de disipar los comentarios que hay en la empresa sobre mi interés hacia ella; sigo actuando igual. Tranquilamente puede venir esa emoción que le hace falta a mi vida y que, a decir verdad, la necesito para poder levantarme con ganas un miércoles a las 7 de la mañana; pero no lo haré, al menos no ahora. El simple hecho que me dirija la palabra, que me mire a los ojos y que me sonría es suficiente. Además, si lo vemos fríamente, son sólo un intercambio de palabras entre dos personas.
Todavía no, necesito tiempo hasta el 5 de Agosto para disipar mis dudas. Sólo un poco más y recuperaré la calma.
Cambio y Fuera.

Comentarios

  1. Anónimo29/7/10

    Todos resbalamos varias veces al día pero ... calatelo en el sol. =)

    Gaby ^^

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