Rechuchanboys FC
En aquel verano del 2007, los sábados en la mañana eran emocionantes, muy simples. Solía despertarme a las 9 de la mañana y, por inercia, daba un salto en la cama hacia el lado derecho, tomaba de mi repisa un short, un polo deportivo y mis zapatillas Umbro S5. Luego, simplemente me lavaba la cara y remojaba el cabello (en aquel entonces largo) para bajar corriendo y al abrir la puerta estaba mi "amigo entrañable" junto con "Yoshi"; "Skolar" y "Chiso" vestidos de manera deportiva y con la pelota Nike "Total 90". Después de un saludo breve, dominábamos el balón de fútbol y caminábamos algunas cuadras rumbo al polideportivo de San Borja en busca de aquel grito mágico que se vocifera con toda el alma producto de la puntería de tus pies o tu cabeza: el gol.
Pero la magia terminaba una vez que empezaba el partido ya que nuestras cualidades futbolistas no le hacían juego a nuestras zapatillas de marcas internacionales, eramos un desastre. Nuestro arquero no tapaba ni las ollas de arroz, defendiendo teníamos serios problemas para deshacernos del balón por lo que al tenerla en nuestra área y estabamos siendo amenzados por el atacante rival, pateábamos el balón muy lejos (lo que se conoce como "un despeje a la italiana"). Nuestra elaboración de juego era tán rustica como un cromganon puliendo un diamante y nuestros delanteros (en los cuales estaba yo) eramos muy imprecisos. Aún con todo esto, ganábamos partidos de manera heroica, mágica y todo terminaba al lado del campo en aquella tienda del "abuelo" tomando una "Gordita" de Inka Cola y reírnos de los errores del otro. Pero de todos los partidos, recuerdo uno en especial. Curiosamente, fue el primero en que jugamos todos juntos.
Ese partido empezó mal, muy mal: íbamos perdiendo 6 a 1, resultado tenistico. Nos bailaban, nos hacían guachas, nos pateaban, nos humillaban y encima se daban el lujo de fallar goles para "hacer el partido más parejo"; era una catástrofe. El autor de nuestro "gol del honor" fue este humilde servidor luego de una combinación perfecta con el "amigo entrañable". Los dos eramos una especie de Oliver Atom y Tom Misaki... pero en muletas y ciegos.
En ese momento nuestra piconería afloró y "Skolar" hizo una patada vehemente hacía un chico raquítico que no podía ni con su alma. Los muchachos del otro equipo se molestaron y nos metieron 3 goles más. Ahora la humillación era más grande: 9 a 1.
Con el orgullo futbolisco por los suelos, los gritos y mentadas de madre entre los miembros del equipo salieron a la luz:
- Skolar: Por la p..... madre Cesar!, ¿No puedes bajar?
- Yo: Oe hue.... tu quieres salir llevándote a todos y la cagas. Ya van dos veces que te hacen la misma
- Amigo entrañable: La culpa la tiene "Yoshi", él nunca presiona.
- Yoshi: Oye ¿yo que tengo que ver?. Se supone que tú eres el armador ¿no?, el que recupera pelotas. Ademas "Chiso" no agarra nada.
- Chiso: ¡A tu flaca me voy a agarrar si sigues hablando pavadas!
En ese momento, di vuelta a mirar al equipo rival y miraba como se reían de nosotros, como eramos para ellos un espectáculo circense, una caricatura de la sección de espectáculos de un diario local. Fue en ese momento que "el amigo entrañable" también se dio cuenta de ello, me miró y dijo la frase más cojonuda que he escuchado en toda mi vida:
Vamos a joderlos. Si perdemos, que sea jugando.
Tomó el balón y lo puso en medio del campo. El dio la patada inicial y y corrimos hacia el arco rival, dimos dos pases seguidos y Yoshi pateó con toda su alma.: 9 a 2.
Luego, el equipo rival dio un pase relajado intentando tener el balón y seguirse paseando, Skolar le quitó la pelota al defensa y marcó, tomó la pelota, le gritó el gol en la cara al arquero y aplaudió dándonos ánimos. 9 a 3.
De ahí en adelante decidimos destruir nuestros cuerpos para retomar la posesión de la pelota. Nos barríamos en la loza de cemento y quitábamos el balón, dábamos pase y sin pensarlo pateábamos al arco. En menos de dos minutos, la posesión del balón se puso tranquilamente en 87% a favor de nosotros. Nos volvimos una máquina futbolistica indestructible ante el rival.
La tarde se empezaba a terminar y los rayos del sol perdían su fuerza. A las 6:00 PM el marcador se puso 9 a 9 y ambos equipos perdieron la cordialidad haciendo que las patadas se hicieran más fuertes, los cuerpos ya no tenían la misma respuesta que antes y la cancha se hizo más larga. Y entonces sucedió.
"Skolar" tomó el balón en medio del campo y por querer llevarse a alguien lo perdió; se lo robó un delantero haciendo que todos bajen corriendo con toda su alma. "Chiso" salió a "achicar" y terminó siendo llevado, el delantero estaba sólo frente al arco y decidió asegurar su victoria haciendo un ligero golpe al balón con la parte interna. La pelota dio tres botes y cada bote fue acompañado por una exhalación de cada uno de mis amigos que reflejaba la resignación.
Ese partido, relatado mismo capitulo de "Supercampeones", fue el reflejo de toda esa etapa en la que los muchachos y yo fuimos uno solo. Compartimos experiencias, celebramos nuestros logros, nos decíamos las cosas como eran y al final siempre íbamos para adelante todos juntos. Eramos un equipo.
Ahora cada uno está en búsqueda de su destino y nos reunimos de vez en cuando a conversar. El jugar fútbol ya ha sido relegado de nuestras vidas, pero de vez en cuando nos reunimos para ver un partido de la selección. De una u otra forma, el equipo sigue ahí, inquebrantable. Nuestros espíritus siguen llenos de risas, bromas, saludos simples y gargantas listas para tomar licor.
Ah!, sobre el partido: la pelota chocó en el travesaño y al hacer un contraataque tuve la oportunidad de meter el 10 a 9. Lo Ganamos... como equipo.
Cambio y fuera.
[La canción que aparece de fondo es la de "Perú rumbo a España ´82"]
[La canción que aparece de fondo es la de "Perú rumbo a España ´82"]
[El soundtrack del post. Si, muy obvio; pero ¿qué otra canción hay?]
Oliver Atom??? jajajaja
ResponderEliminarMuy divertido, me alegró la madrugada. A mi siempre me ha intrigado la pasión que sienten los hombres por el fútbol... ah de ser las ansias de sentirse "ganadores".
Y si pues, todos tenemos un grupito, grande o reducido, de amigos a los que alguna vez consideramos "Los mejores amigos del mundo" y algunos aún lo son.
Lindo post :)