Tal vez, recuerdo

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Recuerdo mi primer recreo en el colegio. Era un chico cachetón con cara de inocente que creyó que la comida en la bodega era gratis. Un día, pedí una hamburguesa en la hora de recreo y luego de comerla con muchas ganas me sentí abismalmente avergonzado sin saber que decir a mis cortos 6 años de edad ya que no tenía ningún sol en mi bolsillo mientras el encargado se ponía cada vez más inquisidor en su cobranza. Recuerdo el rostro del director que justo pasaba por ahí y al verme en aquella situación, decidió sin ningún temor y lleno de sentimentalismo pagar aquel bocadillo no sin antes decirme que si quería otro en los próximos días debía pedirle permiso a mi mamá. Recuerdo agradecerle, darle un abrazo, mostrarle en mi simpleza de niño que estaba enormemente agradecido por tan noble acto. Nunca más pedí algo en la bodega y aprendí a admirar a aquel hombre que años después desapareció.

Recuerdo cuando mostré mis sentimientos por primera vez en mis cortos 12 años a aquella niña chaposa pero de directo mirar. Cómo sutilmente me dijo que "no" pero fue lo suficientemente inteligente para mantener un lazo de amistad el cual, aún cuando nos separamos por algunos años, nos permitió volvernos a juntar olvidando absolutamente todo. Ahora, casi 20 años después, es una de mis mejores amigas y somos quizás una prueba de que las amistades son para siempre.

Recuerdo aquella bicicleta que manejaba de pequeño. Una herencia de mis hermanos monumentalmente perfecta para ir por todos los terrenos y sobreponerse ante cualquier eventualidad. Indestructible en los choques y de temerario frenar que hacía que sea parte de ti en esas largas tardes soleadas acompañadas de libertad y crecimiento. Recuerdo la primera vez que me perdí con mis amigos mientras estábamos explorando nuevos caminos, el cómo regresamos y luego nos reímos de ello. Recuerdo cuando un día la bicicleta ya no estaba y como parte de mi, sin saberlo, había desaparecido. 

Puedo mencionar muchas cosas que recuerde y es que puedo jactarme que las cosas lindas de mi vida las tengo siempre presente. Sin embargo, no recuerdo mucho cuando la conocí, tal vez porque fue tanto el impacto que en mi mente se perdió tales facultades desconectándome con lo real y solo atiné a apreciar una sonrisa que iluminaba hasta mis noches. Tal vez no recuerde en su totalidad lo que me cuente de su día a día ni la mayor parte de las innumerables historias de todas las personas que conoce y mucho menos de sus nombres. Lo que nunca se me olvida es que la amo y que, en esta historia, son los minutos que me brindan lo que me permite escribir en estas líneas una historia real formada de perfectos recuerdos. Sin embargo, por ahora están ahí: en un hermoso recuerdo.

Cambio y Fuera.

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