La chica de ensueño


En aquel entonces, a Susan no le interesaba tanto la moda sino el verse bien de una manera simple, práctica y muy femenina. Su profesión de arquitecta le hacía ver las cosas desde un punto de vista estético, ordenado, creativo y su trabajo de diseño de interiores le hizo descubrir el deseo de que todo sea visiblemente perfecto y llamativo. Descubrió su amor por la moda en toda su magnitud.

Fue precisamente este deseo el que le abrió las puertas para una conocida revista que es leída en sectores sociales elevados. Cambio su rutina, su círculo de amigos, el tipo de vestimenta, sus comentarios y percepciones sociales y hasta algunas expresiones para hablar. Pasó lo que a todos nos pasa al tener un trabajo, a decir verdad.

Joaquín era un estudiante de derecho que negaba que su familia estaba pasando por un momento difícil en lo económico y se rehusaba a aceptar que trabajaría en vez de estudiar. Le gustaba la misma música que Susan y eso hizo que conversen por celular por largo rato y en altas horas de la noche o por medio del ya inexistente messenger hace más de 10 años. Cuando salían a conversar personalmente, aquellas charlas estaban repletas de bromas, risas, comparaciones y burlas a los demás diciendo que todos eran tontos menos ellos. Sus veintitantos hacían vivir su vida con alegre desenfreno y siempre habían pasajes de las conversaciones en donde hablaban sobre sus sueños, sus vidas y en como se proyectaban a futuro. Luego, algunas indirectas tan directas desnudaban el gusto mutuo y se transformaban en deseos ocultos que eran correspondidos con una sonrisa o miradas fijas en sus ojos haciendo que Susan descubra que los ojos de Joaquín no son de color negro sino de un marrón café que se perpetuaban en su sonrisa cuando los silencios dejaron de ser incómodos.

Esta noche de sábado, con algunos kilos de más, años encima, títulos, trabajos y preocupaciones, Joaquín y yo estamos sentados en un bar rocanrolero del centro de la ciudad, ya que él se prepara a viajar por temas de trabajo. Me comenta toda esta historia con infinitos detalles entre canciones de Soda Stereo y sonidos de botellas, vasos y pasos. Finalmente, sentencia con lo siguiente: 

"Me hacía acordar a Audrey Hepburn en "Breakfast at Tiffany's". Es simple, algo aniñada, pero con deseos de superación y gusto por la moda de manera monumental. Sencilla, independiente, amigable, mágica y me encanta como sonríe. No es voluptuosa y ella se quejaba de su físico, la verdad no sé porque lo hace ya que, a pesar de no tener una figura despampanante, es su carisma lo que la hace ver frágil y hermosa. Cómo si quisieses protegerla siempre aún cuando ella no lo necesite. La admiro por como ha crecido profesionalmente, por lo que ha hecho, por lo que quiere hacer y sigue haciendo. Me parece fantástica".

 

En un café de San Isidro, ellos se encontraron luego de mucho tiempo y un protocolar beso en la mejilla hizo que se saluden amablemente. Sin embargo, ya habían pasado por muchas cosas cada uno y eran muy diferentes de cómo recordaban. No en vano ya habían pasado doce años y las perspectivas habían sufrido una gran transformación. Susan se volvió demasiado fanática de la moda, Joaquín escribía historias adornadas con chistes y situaciones. Ambos ya no escuchan el mismo tipo de música y su participación en las redes sociales se volvió un simple adorno para ambos. Ninguno da siquiera un "like" a un enlace del otro, ya no hay conversaciones, ya no hay muchos saludos. Todo empezó con unos cuantos intentos por parte de Joaquín de armar una conversación coherente que siempre termina en la cuarta línea con un "bien", "Yep", o un no menos eficaz "Ah, ok". Luego, las conversaciones empezaron a tener menos líneas hasta llegar a la nada hasta volverse en dos "contactos" que, irónicamente, están muy alejados y no tienen contacto alguno.

No sé si quedará amistad, lo único que sé es que el buen Joaquín me cuenta sus experiencias con visible nostalgia a tal punto que me ha inspirado a escribir estas líneas. Mientras fuma su cigarro y bebe su último sorbo de cerveza artesanal, se va avigorando como en una noche veraniega limeña parece haber traído calor al estoico y rudo corazón de un chico embriagado en responsabilidades y planes a futuro. Actualmente, él continua su proyecto de escribir canciones para su nueva banda que ya ha tenido relativo éxito en el medio local y se prepara para grabar su segundo disco en Argentina mientras Susan prepara una próxima publicación en la revista sobre el último desfile que se realizó en Paris de un conocido modista actual.

Joaquín llega a casa y recuerda lo que pasó en su última tarde con Susan como la recordaba. En donde terminaron en su cama riendo, besándose, materializando todo el amor y cariño que se aferraba dentro de su ser y se manifestaba de manera poco habitual al mirarse. En donde los juegos se volvieron caricias, las palabras en besos, se compartían la respiración y la exhalación juntaba sus pechos para luego mirarse a los ojos volviendo a sonreír. Como algo tan adulto los hacían sentirse como niños en plena travesura de un sábado por la tarde. Fue la primera y la última vez que pasó.

"Si hubiese sabido que sería la última vez, la hubiese abrazado más fuerte en la despedida".

Joaquín cierra las persianas de su ventana, ordena las cosas en su velador y se acuesta pensando en lo que pudo ser pero no lo intentó. Aquella sensación que carcome el alma pero que, irónicamente, todo ser humano la genera por tratar de minimizar su sensibilidad y humanidad ante el otro. Le falto confianza tanto en sí mismo como en Susan quién, a lo lejos, también recuerda esa tarde motivada por el saludo de verlo nuevamente en San Isidro pero luego decide olvidarlos para ponerse a trabajar.

Hay cosas que van y vienen, pero los recuerdos, especialmente los de Joaquín y Susan, quedarán en ellos por toda la eternidad. Al menos para Joaquín si.

Cambio y Fuera.

[My huckleberry friend, moon river and me]

Comentarios

  1. La gente cambia, nada es predecible, no es bueno planearse ni proyectarse con alguien con quien no tienes la certeza de que las cosas puedan pasar, prometerse un futuro resulta ser más dañino que esperanzador.

    No he visto la peli, pero sí he averiguado de Audrey. Tengo que buscar varias de sus películas.

    Saludotes!

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    Respuestas
    1. La razón por la que me interesó la historia de "Joaquín" fue precisamente por lo que dices. Ademas, Audrey Hepburn digamos que es mi amor platónico jaja.

      Gracias por comentar. Abrazo.

      CG.

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  2. Bonita historia, César... tiene razon daria, nadie es predecible y todos cambiamos. Ojalá ambos encuentren nuevamente ese interés y ese "no sé qué" que los mantuvo unidos de alguna manera en el pasado.

    Linda historia ;)

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