Los ojos que todo grabaron
"Buenas noches, mi amor. Descansa.". Fue la última frase que aparece en ese chat acompañada de una foto tuya en donde sonríes y te tapas los ojos producto del sueño que no querías que se vea reflejado en aquella instantánea. Es lo único que no borré. Todo lo demás, terminó afuera en una gran bolsa negra. Así nomás, como quien se deshace de un cadáver, así se termina una historia mutua en una fría esquina.
Aquel almuerzo en donde invadía el silencio probablemente era un anticipo de lo que vendría. No había nada malo con la comida, ni con el ambiente, mucho menos con nosotros mismos o contra el otro. No obstante, el silencio decía mucho. Atrás quedaron los tiempos en que nos dolía el cuerpo de tanto hacer el amor, de nuestro baile en las calles de Barranco estando ebrios y de las historias de tus viajes y como odiaste la visita a Paraguay. Éramos dos perfectos desconocidos que aún habiendo hablado tanto parecían no saber quién estaba al frente. Habíamos sido victimas del maldito "después vemos" que terminó siendo realmente un "nunca".
Pasado tanto tiempo, el perdón termina siendo sinónimo de contradicción. Ayudaría a calmar las cosas, pero ya no hay nada que calmar. Relajaría los pensamientos, pero ya no hay nada por que pensar. Suprimiría las penas, pero ya no hay nada que sentir y hasta calmaría nuestro amor que ahora es solo un recuerdo fragmentado. Simplemente, ya no hay forma, no hay contacto y aún teniendo la chance de hacerlo, ambos sabemos perfectamente que hacerlo, realmente, no serviría de nada. En el peor de los casos, ambos tenemos el pensamiento que el otro ya no desea saber nada del otro y ese miedo es el que nos hace volver racional algo tan irracional como las sensaciones de un adiós infructuoso.
Es momento de aceptar que "el perdón" nunca llegará. No porque no se quiera, sino porque el tiempo ya ha jugado todas sus cartas y solo quedan los recuerdos de todo lo que se vivió como una película antigua. Como si todo fue grabado por nuestros ojos, creando recuerdos en forma de videotape; incluso el momento en el que supimos en medio de la mañana como eran las cosas y que no se podía continuar.
Quizás en algún momento quise decirlo. O tal vez fuiste tú lo que lo quiso decir más. Probablemente fue el orgullo, la distancia, el miedo, las dudas. Lo único que tengo claro es que grabé mentalmente cada despedida improvisada en mis historias para poder tener la sensación que pude haberlo hecho bien. Como si eso fuese suficiente consuelo para poder avanzar.
Vuelvo a mirar la foto que no pude borrar. Realmente, no espero que vuelvas, ni que sepas todo esto, ni mucho menos que las cosas hayan sido diferentes. Y es que todo esto, aún con las partes no tan agradables, me enseñan que pude sentir, que lo viví y que, principalmente, todo fue real. Simplemente, te amé.
Ya no hay forma de pedir perdón, pero todavía hay forma de recordarte, cada noche, en alta definición, escuchando nuestra canción y recordando tus palabras: "Buenas noches, mi amor. Descansa.".
Cambio y Fuera.
"Este mundo extrañará por siempreLa película que vi una vez"
Comentarios
Publicar un comentario
¡Comenta!, así ayudas al blog a mejorar. Si no tienes cuenta de google deja tu nombre para saber quién eres jeje