CAPITULO IV: El Cretino Sentimental


La fría noche limeña parecía mejorar para Ramiro y quien habla, pero para Anthony la cosa no estaba muy alentadora. El estaba en su departamento un poco más calmado pero con la tristeza de saber que aquel sábado en la noche no saldría a comer algo para distraerse como usualmente lo hacía con Giannina.


Mientras se acomodaba su buzo y caminaba con medias por su departamento buscando sacar algo de la refrigeradora que le regalaron en el trabajo producto de haber cumplido las metas del año, se quedó mirando aquel pasadizo que lo llevaba a la recámara que ahora lucía mucho más amplia. Se le vino a la mente la vez en la que, producto de una borrachera por el cumpleaños de una compañera de trabajo, Giannina y él  pasaron riéndose en su forzado intento de estar parados e intentar caminar, botando todas las fotos colgadas en la pared y luego terminar echados en el piso mientras seguían riéndose burlándose de ellos mismos para después dejarse llevar por sus instintos. Aquellos instintos tan puros y a la vez mórbidos que los hacían "hacer el amor". Cada encuentro con Giannina se volvió  de "una jornada de sexo" a "hacer el amor", lo que implicaba mayor voluntad, mayor empeño, mayor pasión y unión entre ambos. Tenían buen sexo, pero el "hacer el amor" era el climax de todo.

Suspiró, se rascó la cabeza y decidió poner una buena película para despejarse. En ese momento, cogió un lápiz y papel y escribió todo su descargo. Ese descargo que había quedado pendiente desde hace un mes al cual llamó "El cretino sentimental":


Un cretino no se enamora, niega sus sentimientos. Cae preso en sus dudas, en esas dudas que en realidad es miedo a perder su seguridad. Esa seguridad que tal vez le tomó mucho esfuerzo forjar y un par de años de constante sacrificio. El cretino tiene seguridad, pero niega su realidad.
Un cretino siempre critica, puede ser persuasivo, pero nunca aceptará sus errores. Será el que siempre de la última palabra aún cuando sus palabras demuestren lo contrario. El, tiene el don de manejar las situaciones con sus expresiones, de modificar la realidad de modo elegante y de enojarse sin reparo ante una situación que, hace unos minutos, era adversa.
Un cretino es el que cuando ve que su mundo seguro va a caer en la inseguridad, hace daño, dice lo que es la cruda verdad aunque no lo debe decir. De esa manera, seguirá siendo un cretino, dañará a otra persona y se protegerá en su preciada seguridad para apaciguar sus miedos.
Un cretino es el que desmotiva, el que sin darse cuenta se queda solo pero no lo acepta. El cretino es cretino porque no se da cuenta de lo que es.
Un cretino era yo hasta que te conocí. Ahora no sé si pueda decir lo mismo, sólo sé, que para que mi seguridad sea intacta y sea perfecta, debe tener la imperfección de tu compañía y la calidad de tus manos frías.
Si, yo soy un cretino pero, ahora, soy un cretino sentimental. Por ti.
Se paró de la mesa, caminó hacia la cocina, tomó una cerveza y fue a su cuarto tirando la puerta, dejando atrás el pasadizo, sus recuerdos, su amor por Giannina y la carta que ahora adornaría la mesa.

Cambio y Fuera.


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