¡Soy Papá!

Eran las 5:30 de la mañana y "Ella" me mira con asustada alegría diciéndome "Hoy es". Bajo por las escaleras con rapidez, cojo la mochila de emergencia y cierro la puerta sin poner llave. Entro al carro me aseguro que nada falta y al doblar por la primera esquina me doy cuenta que si me faltaba algo: "Ella" estaba en el segundo piso.

Regreso y la encuentro riéndose en el antepenúltima grada de la escalera, la ayudo y subimos al carro con destino a la clínica. No hablamos, sonreímos y reímos pero se percibe el ambiente de nervios y angustia.

Al llegar nos dicen que el doctor no está, que tuvo que irse de viaje por un tema "estrictamente familiar" lo que hace que "Ella" se desespere un poco. Yo la calmo diciéndole que todo estará bien aún cuando yo no estoy  convencido de eso mientras se sienta en una silla de ruedas en donde la llevarán a prepararse para el acontecimiento. Para esto, llegan familiares a preguntarme por como está, yo les digo que todo está bien y les comento lo del doctor. Mi madre, tan desesperada como siempre, recrimina a la señorita solicitando que el doctor se aparezca. Si bien ella ahora posee más canas, su espíritu sigue igual de firme y continúa hablando fuerte hasta que aparezca el doctor. Luego de diferente gritos, mi cara de vergüenza y las innumerables palabras de mi madre, la enfermera informa que el doctor estará dentro de una hora en la clínica ya que su vuelo fue cancelado. Debo admitir que tuve mucha suerte, o en todo caso, tuvo cierto efecto la actitud de mi madre. Sin darse cuenta me ayudó otra vez.

"Ella" se siente lista y la enferma la lleva a la sala de parto, a mi me ponen un mandil de color verde claro y unos materiales para la cabeza y boca que me hacen sentir como Dr. House. Al tener puesto ese atuendo uno se siente como George Clooney en ER pero, aceptémoslo, en esas circunstancias parecía cualquier cosa menos un doctor. 

Luego de diversas reacciones angustiantes hechas por "Ella" solicitando el porque de la demora en que la atiendan, surgen los momentos de desesperación para que se acabe todo. Debo admitir que creía que eran posesiones demoníacas, pero decidí quedarme en lo primero porque digamos que es más bonito. Cuando la situación ya se volvía insostenible para ambos y la sala ya se parecía más a un juzgado, llega el doctor con un bermuda y camisa floreada de lo más campante y saleroso al cual casi mato en las afueras de la sala por su demora. Mi familia me separa, él se alista y me indica que no puedo entrar, que él es el doctor y que él sabe como hacer su trabajo. Me cagó.

Luego de unos 20 minutos que más parecieron 20 interminables horas, algo así como la pelea de Goku con Freezer en el planeta Nameku, el doctor sale para decirme la frase que había escuchado en millones de ocasiones semanas antes en los interminables babyshowers, reuniones de trabajo y demás acontecimientos familiares pero que ahora ya eran una realidad:

"Felicidades, es un niño. Es usted oficialmente papá"

Al escuchar eso siento el estomago revolverme, me siento solo en el pasadizo y solo atino al ver a mi padre como abraza a mi mamá. Lo más probable es que el haya recordado como se sintió cuando a él dijeron lo mismo al nacer yo. El doctor me tiende la mano y sigo sorprendido, después de unos segundos reacciono y devuelvo el gesto. El me indica que no sea temeroso y que entre, que ya puedo hacerlo. Lo hago lentamente y lo veo envuelto en una pequeña manta lloriqueando mientras la enfermera solicita algunas cosas para limpiarlo. Me acerco, lo veo, y "Ella" está totalmente cansada pero gasta su ultima energía en darle un beso en la frente al pequeño. La enferma lo quita de sus brazos y lo ponen en una incubadora para llevarlo al segundo piso en donde harán su presentación oficial. Debo confesar que siento pena al ver como a tan pequeño ser le ponen diversas chucherias en el cuerpo pero entiendo que es para medir su estado. El no se queja, es más pareciese que colabora en el trabajo de las enfermeras y hasta sonríe como todo un galán. Es en ese momento en que todo llega al punto máximo al verlo por una ventana descansar. Ambas familias se pegan al vidrio para conocer al pequeño ser que será el nuevo protegido de la familia. El no llora, sigue firme mirando de frente haciendo algunos gestos con su boca. Sabe que es la atención y disfruta el momento. Es un pequeño rompe corazones.

La noche llega y la familia se va feliz. Yo estoy sentado en una silla mientras "Ella" está dormida. La enferma trae al pequeño y se lo da a "Ella" para que este reciba su primer alimento el cual lo hace de manera rápida. Termina de comer y por fin lo tengo entre mis brazos un rato mientra "Ella" vuelve a descansar luego de tan maratónica y admirable sesión de parto. Es ahí en donde al verlo ya en mi regazo, en que siento por primera vez lo que es ser padre. Tenía razón el doc, Oficialmente... ¡Soy Papá!.

Todo eso fue un sueño pero no lo siento como tal, siento que es una imagen de lo que más tarde se volverá un Deja Vu y que , cuando esté en esa clínica, recordaré este momento en el que escribo estas lineas para ustedes, pero, especialmente, para el Pequeño Ramiro.

Feliz día a todos los padres y a los que lo seremos algún día. Es el día de todos.

Cambio y Fuera.


Comentarios

  1. ¡Qué lindo! me encantó, César.

    oye .l. Ramiro estaba entre mi top 3 para llamar a mi pokemon u_u Tocayos, qué chucha :3

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