Cuando cierras la puerta



El ver como saludaba a la cámara ya no me inmutaba. Aquella sensación de alegría controlada que era reflejada en una sonrisa mientras veía sus fotos, ya no estaba. Atrás había quedado la sensación de esperarla, de aguardar con tonta esperanza su salida para tener unos minutos de conversación de los que, supuestamente, las cosas fluían y uno saca sus conclusiones o  un pedazo de valiosa información que pueda ser usada en el futuro. Esa inexplicable sensación de querer ir en contra imaginándote que eres un salmón cuando simplemente eres un pez payaso.

Sigo mirando y siento frío, y no solo es por el clima, es porque mi mecanismo de autodefensa ha sido activado y mi frialdad y dureza en comentarios serán el bastión de mi decisión. Esa decisión que es alejarme y dejarte esperando que analices las cosas por ti misma.

Tus gestos me siguen pareciendo infantiles pero ya no tiernos; tu voz suena dulce pero desesperante y tu actitud es simple pero cortante. Curiosamente, tú pasas por una situación similar con otra persona.

Sentado en este sillón improvisado que no tiene respaldar, espero salir de una buena vez para mirarte y decirte lo que pienso: que intenté pero no pude, que cuando quise intentar algo no lo hice por ti; sin embargo, tu actitud actual demuestra que debí hacerlo simplemente para quedar bien conmigo mismo y joderte, malograrte la fiesta y tener  como recompensa la tan ansiada displicencia y frialdad de tu parte de tal manera que nuestros saludos ya no se crucen volviéndonos dos extraños que "alguna vez fueron amigos".

Tu vida siempre me fue indiferente, aún en los momentos más sublimes de nuestras conversaciones. Y no es que tus historias hayan sido una genialidad, sino que tu manera de contarlas fue lo que me atrapó. Ahora, ya no me atrapa absolutamente nada.

Quédate con el beso en la frente y las palabras duras pero dedicadas con cariño para que seas feliz aún a costa de mi felicidad. Para mi esto es solo un conjunto de palabras que sirven para cerrar este tema. 

Veo un mensaje tuyo en donde me pides un favor pero lo elimino de inmediato. Creo que lo único que necesitabas todo este tiempo era el reemplazo de tu amigo entrañable que ya no está. Eso fue lo que te llevó a usar a los improvisados e incautos chiquillos anormales que te han acompañado todo este tiempo siendo todos unos simples reemplazos de los cuales ninguno quiso ser tu amigo ya que pretendian una falsa amistad para tenerte cerca. En mi defensa, mi amistad siempre fue sincera y directa. Mis consejos destructivos fueron la fiel prueba de lo mencionado.

En cuanto salgas de ahí y cierres esa puerta, verás que en asiento no habrá nadie y seguro que no te inmutarás. Total, habrá seguro otro "improvisado" esperando sacar conclusiones por que hoy le toca a él. Tenías razón, "sirve hacerse la tonta". Bravo.

Ahora si, se acabó. Lo siento, pero no soy quien tú crees y no puedo seguirte engañando ni engañándome. Mucha suerte.

Cambio y fuera.

Comentarios

  1. Anónimo20/7/13

    ERES LO MAXIMO!!! ME ENCANTOOOO

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  2. Cómo sirve hacerse la tonta, pero para joderle la vida a los demás. Aléjate de esa gente, césar. no vale la pena nada en absoluto, ni sus palabras tiernas, ni sus historias mágicas y cautivantes. Esa gente vale mierda.

    Un abrazo amigo!!!

    ResponderEliminar

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