¡Corre César, corre!
Cada pisada va acompañada de una inhalación y exhalación. El inclemente sol veraniego es testigo de ese momento de libertad que se logra al ir avanzando poco a poco. Aquellas personas que van a los costados, las bicicletas estacionadas, los que toman agua, los perros que descansan junto a sus dueños y los que hacen ejercicio alrededor de mancuernas, pesas y demás artículos de gimnasio en un gran parque, complementan la imagen del correr por la mañana mientras suena mi canción preferida en los auriculares. El correr desde hace unos días me ha dado ese despeje necesario para poder olvidarme de todo por un instante.
No miento que al comienzo me costó muchísimo. Es más, si bien anteriormente ya había hecho jornadas de ejercicios, el correr implica en cierta forma mayor concentración. La primera vez que lo hice no sentía responsabilidades, limites, sensaciones negativas sino una explosión de libertad dentro de mí. Lamentablemente, esto también iba acompañado a que algunas horas después no sentía mis piernas y regresaba a casa en taxi por creer que soy un corredor olímpico. Digamos que la anécdota es pintoresca, pero fue necesaria para poder conocer mis límites y empezar poco a poco sin sobre exigir a mi cuerpo.
En tal sentido, totalmente motivado y con altas expectativas, me refugié en aplicativos para medir mi trayecto y así conocer mi velocidad, lo que hizo que el panorama sea algo diferente: mientras avanzo no solamente percibo en cada paso como cada problema va quedando atrás y cierta ligereza corporal, sino también una liberación espiritual que es adornada por mi música favorita. Es raro, pero se puede sentir en como cada kilómetro avanzado cobra sentido y en que mientras más llegas a un nuevo punto de la ciudad, todo queda mágicamente en su lugar. Sin embargo, es bueno aclarar que el correr no debe considerarse un escape a los problemas, se debe entender que es una actividad más que agradable que te permite estar en esa pausa necesaria para poder apreciar el panorama, entender lo sucedido y su contexto y, finalmente, poderlo afrontar de una manera mejor estructurada.
Después de mucho tiempo, hoy termino de escribir esto sentado en una banca ubicada en el largo trayecto en donde hace unos minutos terminó mi rutina. Compro una bebida rehidratante, doy un sorbo y regreso caminando a casa apreciando el paisaje alrededor que está adornado por parques, familias y hasta un puente peatonal en una de las más transitadas avenidas limeñas. El salir a correr ha hecho que después de tiempo vuelva a hacerlo tomando de referencia algo que es absolutamente externo como hace mucho tiempo no lo hacía. Como mencioné antes, todo esto fue parte de la pausa necesaria para poder continuar.
Todos al final están corriendo en este larga maratón llamada vida, pero nos olvidamos de que en algún momento estuvimos empezándola con mucho menos experiencia, resistencia y que lo único que hay que hacer es respirar y avanzar. A veces, solo a veces, las respuestas están más cerca de lo que creemos, pero no basta con quedarnos en analizar el problema sino en tomar ciertas acciones que nos ayuden a encontrar la solución. Algunos lo hacen cocinando, otros jugando futbol o vóley y otros cuantos actuando o leyendo. En mi caso, lo hago corriendo y vaya que funciona. Este texto es la mayor prueba de ello.
Cambio y Fuera
Grab your coat and let's start walking"
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