El anarquista de los sentimientos


“Usted no mide la grandeza de un hombre por su tamaño físico, sino por sus actos, por el impacto que él hace en la historia humana”

- Sochiro Honda - 

Al ya haberse reaperturado algunos bares producto de las diferentes medidas sanitarias en tiempos de pandemia (que todavía continua pero que cada vez parece controlarse algo mejor), Cristian y yo decidimos ir a uno no muy lejos de su casa en Miraflores a conversar de como la habíamos pasado, las personas cercanas que se habían ido y en como el replanteo de algunas cosas de nuestras vidas habían sido fuertes, inclementes y acelerados.

Luego de dos Jaggerbomb y una porción de tequeños de queso que hacían más agradable el momento, el buen Cristian suelta la premisa para una nueva variante en la conversación:

- Creo que ya estoy saliendo con alguien...

Si hay algo que me caracteriza es que mi rostro puede ser demasiado claro en expresar lo que pasa en mi cabeza mucho más que mis palabras, a decir verdad. En tal sentido, es muy probable que mi cara haya sido demasiado expresiva ante aquel muchacho, por lo que me increpó:

- Bueno, digo "creo" porqué realmente no sé como va la cosa...
- A ver, déjame entender el asunto: ¿Salen fines de semana?
- Si
- ¿Se llaman seguido y hay interés de cómo van sus días?
- Si
- ¿Han planeado un escape corto como un Airbnb o un viaje?
- Si...
- Quieres terminar este trago para luego llamarla y posiblemente verse?
- Si...
- Pues eso me suena a que si estás saliendo y que, encima, estás cagado. En tonos poéticos, algo así como caminando lentamente en el cadalso del amor esperando a que el verdugo vestido con jean y blusas apretadas te lance la guillotina del "compromiso" mientras pronuncia un "Gordito, ¿Qué quieres comer?"
- Mierda...
- Bueno tampoco es para que comas mierda...
- No, no, idiota. Lo digo como sorpresa.
- Ah...
- Bueno, la cosa es que veremos que pasa. No quiero demostrar mucho porque eso es malo.
- Ehm... ¿y porqué es malo?
- Pues, tú sabes, Uno debe de cuidarse.
- ¿En qué sentido?
- Bueno, pues no es recomendable abrirse así nomás pues. Te pueden hacer daño...
- Pero en teoría para eso sirve "el salir" ¿no?. Conocerse y todo el trámite.
- Si, pero ya después de un tiempo te das cuenta que no conoces a nadie hasta que esté realmente molesto...
- Tienes razón...
- Entonces, por eso me guardo. Cuando me escribe le respondo después de un rato para no verme desesperado, le cancelo citas, me hago el interesante pues...
- ¿Y acaso no lo eres de por si?
- ¡Uy, chato! Me saliste coqueto con ese par de tragos. Jajajaja
- Jajajaja. No, a lo que me refiero es que sin pensar en "hacerte el interesante", como me cuentas, ella ya te vio interesante y por algo empezaron a salir. ¿No lo crees?.
- Buen punto...
- A lo que voy es que no aparentes seguridad si por ratos no la tienes. El problema no es lo que sientas sino como lo manejas y demuestras. Muéstrate cómo eres y si hay algo que mejorar, mejoras y ya. Aprende y vuelve a esta etapa una más que interesante fase de pulir cosas.
- Bueno, si tú lo dices.
 

De un momento a otro, una novel mesera ayudaba a un torpe comensal que manchó su vestido con cerveza. Aquel espectáculo de vergüenza ajena y silencio sepulcral hizo que cambiemos de tema y luego, sin más de 30 minutos de diferencia, Cristian y yo nos despidamos. Como todavía eran las 10 de la noche y no deseaba llegar a casa, decidí caminar un poco hasta uno de mis lugares favoritos: el faro del malecón de Miraflores.

En aquella caminata pensativa, el clima se ponía cada vez más húmedo dando una escenografía poética digna de una película del cine negro (pero sin cigarro y talento actoral en el protagonista). Me puse a pensar en la frase que soltó Cristian: "Nunca es bueno mostrar mucho". Sin embargo, ¿Cuándo es mucho?. De repente eso me ha pasado antes y yo ni enterado. De repente hace hincapié a la famosa expresión de ser "intenso". Eso tomaría más sentido, pero igual caeríamos en lo que le mencioné: El problema no es lo que sientes sino como se manifiesta.

En la etapa de enamoramiento, es normal extrañar a alguien, querer estar muy pegados, desear hacer actividades juntos y eso no está malo. Lo malo es que eso se manifieste de manera asfixiante y que la otra persona lejos de acercarse huya despavorida ante tan abrumadora experiencia. Reconozco que con el pasar del tiempo uno va perdiendo la inocencia de los primeros amores y son estos fracasos los que entumecen el corazón no como algo frío y egoísta, sino como algo necesario para saber elegir y conocerse. No obstante, esto es un punto muy delicado ya que algunas personas abusan de ello y confunden el "autocuidado" con el "auto sabotaje" creyendo que el ser frío o "muy racional" es lo adecuado llevando todo al otro extremo y no disfrutando lo que sucede.

Aclaro que no está mal estar solo y todo ello. La famosa frase de "la felicidad no está al lado de nadie" cada vez toma mayor eco en mi cabeza, pero creo que a veces nos olvidamos que vivimos en algo que se llama "sociedad" y que las relaciones con las personas (no necesariamente las románticas) se basan en un mínimo lineamiento de respeto el cual abarca decir las cosas como son. Simplemente hablar, entender, comprender y respetar. Actos que solo se realizan al interactuar con otras personas y no necesariamente por uno mismo. No es necesario aislarse ya que hasta los problemas más profundos de uno se solucionan con la presencia de alguien al lado y no necesariamente porque lo haga por tí, sino porque su aporte ayudó a que la resolución de un obstaculo se vea con mayor claridad.

Prefiero ser alguien del punto medio, aunque reconozco que por momentos me voy a ambos extremos. En todo caso, busco ser alguien que sí conserva todavía la esperanza en las buenas acciones pero con gran conocimiento de lo malo producto de lo vivido, escuchado y experimentado. No quiero llegar al punto de ser de aquellos que ponen reglas, como si las reglas necesariamente pueden augurar el éxito en algo tan complicado como las relaciones conyugales. Por ejemplo, hay personas que priorizan estrictamente lo material "para estar seguros" y aún al poseerlas todas (casa, carro, hijos, perro, afiliación a un club importante, viajes, etc) fracasan estrepitosamente cuando otras personas con grandes carencias han logrado mayores alegrías. Entonces, he llegado a la conclusión que debemos entender que nunca lo vamos a tener todo, que siempre hay algo de carencia en una gran felicidad y que eso, está bien.

Asimismo, a lo que voy es que no todo tiene que seguir un patrón, un tiempo, o un argumento. Todo se da porque sencillamente debe darse. Algunas relaciones, quizás las más increíbles, se han producido porque ambos tienen ganas pero son los miedos a esas "reglas" lo que hacen que se eviten y terminen cayendo en la gélida experiencia de la rutina. Se piensa, por ejemplo, que una pareja interrumpe nuestros sueños y actitudes cuando el concepto debe ser todo lo contrario. Una pareja es un equipo, es tu mejor amigo. Dejemos de romantizar en exceso el acompañamiento de alguien que nos interesa y afiancemos la idea de hacer y ser feliz con quien tenemos al lado aún con las imperfecciones tan reales que siempre van a existir.

Lo curioso es que a veces lo que realmente nos salva es la valentía de demostrar como somos sin importar perder en el intento. Algunos se podrán reír de tu fracaso, burlarse de tu desfachatez, de tu inocencia, de la candidez de tu estúpida fe por la humanidad, pero, al final, ninguno de ellos podrá contestarte la siguiente pregunta: Y tú, ¿lo intentaste?. Es en ese momento en el que evalúa como actuaste, en la profundidad de tus actos, en el valor inalienable de la verdad, en la firmeza de la alegría que te produjo y en como todas ellas, cual comparsa de entrada triunfal, demuestran que lo malo no fue tu acción, sino para quién. La gran satisfacción de hacer algo porque te plazca ya que "sencillamente te hace bien y a esa persona también" es lo que enaltece el alma y debe llenarte de orgullo.

Así que, este humilde intento de escritor te aconseja que no la pienses tanto, que sin que te hayas dado cuenta algunas de tus acciones fueron grandes no por el hecho en sí sino por el impulso a realizarlas independientemente del resultado final. Mientras unos ofrezcan momentos, tú ofrece recuerdos. Mientras algunos se conforman con un buen libro, tu manifiesta tu biblioteca. Mientras algún prefieren una canción, tu da una discografía. No es necesario algo caro, lo que vale es tener una intención real de hacerlo. 

Depende mucho de quién recibe la información, pero el procesarla no está en tu control. Queda en su interior el poder valorarlo, quedárselo y agradecer por lo que hiciste. No obstante, si esto no sucede así, pues ellos se lo pierden ¿no lo crees?. Algunas veces, "la suerte" en algún campo de la vida puede ser una simple elección. Se su elección sin traicionarte y sabiendo cuando retirarte con honores.

Ya regreso, seguiré intentando.

Cambio y fuera.

"Leave me in peace, I'm all alone with my angel..."



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