En algún momento de nuestros veinte, decidimos hacernos amigos de todas aquellas personas que aparecían de la nada en nuestras vidas. La novedad de ampliar nuestro círculo social y conocer nuevas realidades nos permitió sentar las bases de lo que sería nuestra vida adulta. Sin embargo, conforme pasa el tiempo, vemos cómo muchas de estas personas se van desvaneciendo y solo unos pocos deciden quedarse a nuestro lado en mayor o menor medida.
Así fue como Iván, Junior y Patricia llegaron a mi vida, y desde entonces decidimos reunirnos cada cierto tiempo para contarnos cómo nos va. Es bueno mencionar que, producto de estas reuniones, Junior y Patricia terminaron volviéndose pareja e incluso ya llevan más de cinco años de casados. Iván es aquel que muestra una imagen sobria y muy fría, como sacado de un cuento de los hermanos Grimm, pero que en confianza puede ser muy creativo para las bromas y hasta generador de miles de anécdotas producidas por el alcohol.
Curiosamente, aquel aspecto intimidante de Iván, debido a su altura y color de piel tan claro que lo hace parecer un vampiro, se vio totalmente afectado cuando compartió aquel tiempo con Mariana en el que se le vio más vivo. Hoy, aquel brillo está visiblemente disminuido. Ellos no solo compartían chistes, momentos, aficiones, enojos y pasión, sino que estaban vivos uno al lado del otro. No obstante, las cosas en la vida siempre tienen un final.
No se necesitó una infidelidad, traiciones, mentiras u odios irracionales; el peor asesino de una relación es cuando el amor se transforma en algo ordinariamente bello, pero pocas veces apreciado, por lo que algunos lo confunden con que el tiempo hizo su trabajo y es mejor el adiós. Solo hubo respeto, cariño y dolor por la separación, pero nunca ataques de uno u otro lado. El peor motivo para terminar una relación tan irracional e introspectiva como el amor es el inobjetable sentido de tener la razón y el miedo a equivocarse. Es bueno indicar que tanto Mariana como Iván han podido salir adelante, pero ninguno de los dos ha podido despedirse como hubiese querido. Es curioso cómo, aun teniendo un último momento juntos, no se recuerde a detalle cómo fue este.
Sentados en aquel bar del centro de Lima, la música provoca algunos movimientos irracionales y de disfrute que solo las armonías de liberación y relajo pueden provocar gracias a la creatividad de un DJ. Pero Iván permanece ahí, sonriente, disfrutando, conversando, pero incompleto. Sabe que Winny, la sonriente muchacha de minifalda blanca que está en la mesa de al lado, no deja de mirarlo. Puede acercársele, conversar y hasta terminar la jornada sabatina en algún departamento hasta el amanecer del día siguiente sin expectativas, mencionando un "te llamo en estos días" que ambos saben perfectamente que nunca llegará. No obstante, así como Winny, estuvieron Andrea, Stefany, Soraya, Ámbar, Melissa y demás muchachas a lo largo de los últimos años.
Vi como Iván iba a la barra a comprar unas cuantas cervezas más por lo que decidí acompañarlo. Estando ahí, decidió decir una frase que reflejaba su sentir:
- Se ven muy felices Junior y Patricia, ¿no?
- Si -contesté, rápidamente - pareciese que les va bien. Deben tener sus cosas como todos, pero se les ve muy bien.
- A veces extraño esa sensación...
- Bueno, a decir verdad, yo también. Luego recuerdo lo bien que me va los sábados pudiendo comer, salir y relajarme sin llegar a consenso y se me pasa jajaja.
No obstante, me di cuenta que mi risa no era acompañada por la de Iván. Me miró, sonrió y me dijo:
- Si, tienes razón, pero igual sería paja tener algo así ¿no?. Bueno, todo tiene un precio y hasta ganando se pierde algo. En fin, ¡salud!... por las "victorias".
Sorprendido, acepté su brindis y llevamos los tragos a dónde estaban ubicados los demás del grupo y pude entender que Iván realmente deseaba sentirse como se sintió con Mariana. Aquel complemento imperfecto que te hace sentir bien, pero, más importante que nada, se había sincerado con él mismo.
Ivan se ha dado cuenta que el problema no es estar solo, sino sentir soledad. Aquella sensación que no avisa, no cuestiona, simplemente aparece y destruye lo que en ese entonces te hacía sentir bien y te hace cuestionar lo que hiciste, lo que haces y lo que harás. Tal vez, aquella noche mientras todos hablábamos y él solo sonreía y tomaba, pudo entender que las cosas habían cambiado y que era necesario sentirse bien con uno mismo, aún cuando a algunos de su circulo cercano no les puede gustar mucho la idea. Es difícil llegar a ese momento en donde sabes que el problema no es encontrar una compañía para un momento, sino alguien que elija quedarse por el simple hecho que estás ahí.
Terminada la noche, Ivan se retiró tan animado y tranquilo como siempre, pero sin nadie al lado y sin mayores pretensiones. Se percibía aquella nostálgica revelación, pero la tranquilidad que estaba haciendo las cosas bien. Lo sé a detalle, porque todos en algún momento, en mayor o menor medida, hemos sido Iván.
La siguiente semana, mientras iba al trabajo, caminaba tranquilamente por la avenida principal y pude ver a Iván caminando junto a una delgada muchacha de cabello largo y negro. Ambos sonreían. Por sus expresiones, entendí que algo había sucedido dentro del minimarket al comprar algo, y la gran responsable de la anécdota fue aquella muchacha. Iván no perdió la oportunidad de hacer algún comentario gracioso. El detalle no es que estaban juntos, ni que hubiese pasado algo al comprar, ni mucho menos que reían, sino el final de esas carcajadas, ese silencio, esas miradas, esa sensación de calma.
En aquellos segundos, me puse a apreciar cómo Iván había vuelto a ser el de hace cinco años, con un poco más de cabello, algunos kilos menos, pero junto a Mariana, mirándose así. Decidí no saludar ni interrumpir en lo más mínimo, esperando que Iván, finalmente, haya encontrado esa calma que siempre deseó y que ahora, en total sinceridad, ha decidido admitir que la desea. La felicidad no está al lado de alguien, pero siempre es bueno compartirla; depende de uno elegir con quién hacerlo.
Cambio y Fuera
"Qué me importa ser vampiro si igual voy a enamorarme ¿De qué sirve ser inmortal si no se puede morir de amor? Ya no quiero ser un anormal"
Mi relación con el baile empezó a los 8 años: era la actuación del día de la madre y a mi profesora no se le ocurrió mejor idea que sacar armar como pareja al pequeño con cara de viejo (yo) con la morenita del salón la canción archiconocida de Proyecto Uno llamada "El tiburón" (si, esa en la que cantan "no pare sigue sigue" ). El resultado: un espectáculo curioso que todos los profesores y alumnado querían que se repita en todas las actuaciones habidas y por haber. A pesar de mi cortísima edad y debido a la constante mención de dicho acto en toda reunión familiar, decidí no bailar jamas. Repito, tenía 8 años.
Ricardo Arjona ¿Qué se puede decir de alguien de quién se ha dicho de todo pero también nada? ¿Cómo explayarme en algunas palabras sobre aquel sujeto que como cavernícola llena de romance nuestras paredes de vida con sus pinturas rupestres de pasión? ¿Cómo definir a quien enaltece las contradicciones sin ser tan contradictorio como un ambulante dándote una factura? ¿Cómo podemos describir a alguien que es tan importante como la primera vez que hiciste el amor sin esperar nada a cambio pero te dio cambio y hasta fue de más pero con monedas falsas?. ¿Cómo es posible que la gente crea que ESTAS PREGUNTAS SON EN SERIO Y NO SON IRONÍAS QUE DEMUESTRAN LA MONUMENTAL LIMITACIÓN DE UN ESTAFADOR EN POTENCIA?! (Perdón, me emocioné). Confieso sin vergüenza que realizar este artículo fue difícil pero también muy retador ya que puse a prueba mi salud mental y asumo que después de esto me habré ganado un pasaje al cielo ya que he vivido el infierno en carne propia. Para que vean que el odio a un...
"Hace mucho tiempo en una galaxia muy lejana" Perú iba a los mundiales y hacía demostraciones exquisitas de fútbol. Llegó el mundial de España '82 y su participación fue más que decepcionante. De ahí en más, si bien hubieron agradables pero fugaces momentos de alegrías, Perú se acostumbró a estar alejado de la palestra mundial y de la fiesta más grande del fútbol... hasta hoy. En las últimas fechas de las eliminatorias estuvimos más cerca de Rusia que tú de ir a trica (¿?). Lo que hace unas fechas se había vuelto en una digna presentación de la selección peruana de fútbol revirtiendo un mal inicio del proceso, se volvió en una increíble realidad llevándonos al repechaje contra Nueva Zelanda y posteriormente clasificar al mundial después de más de tres décadas. No hay primera sin segunda, así que aquí está el post sobre lo realizado por Perú en los últimos partidos de las clasificatorias y lograr el tan ansiado cupo al mundial.
¿Cómo invitarla?, ¿A dónde la llevaría?, ¿En qué momento se lo digo?, ¿Cómo no ser obvio?, son las preguntas que rondan por la cabeza de Ramiro una y otra vez junto con un montón de ideas no tan inteligentes mientras intenta concentrarse para su examen final leyendo aquel libro de "estrategia empresarial". Ramiro es tranquilo, algo raro, toma nota de lo que aprecia, da opiniones sólo cuando se lo piden y piensa siempre en su futuro. Es un buen chico.
Comentarios
Publicar un comentario
¡Comenta!, así ayudas al blog a mejorar. Si no tienes cuenta de google deja tu nombre para saber quién eres jeje