Mi relación con la religión empezó, básicamente, por un encargo de mi abuela quien era fiel creyente de la Virgen de Guadalupe. Mi padre, hasta donde yo recuerde, nunca ha sido muy ferviente de las creencias de algunos de sus hijos por lo que nunca impuso algo; simplemente, daba su opinión de una manera sutil y reflexiva haciéndonos que el panorama esté más claro y, con ciertas restricciones y pautas propia de todo joven, tomemos la religión como algo basado en la fe ya que esto es algo que se tenía que dar. De esa forma fue que me volví cristiano y con el pasar de los años he podido percibir diferentes situaciones que me parecen, en la mayoría de casos, innecesarias reacciones por partes de los que están de acuerdo y los que piensan lo contrario.