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En el tendedero

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Gabriel revisa su celular para quedar con Carla, aquella chica con la cual ha ido saliendo desde hace un par de meses. Se alista sin mayor expectativa, llega al bar, toman algo, ya no hablan mucho, ella inventa una excusa para llamar su atención y se decepciona de la parca actitud de su acompañante. Quiere preguntarle pero no puede. "No dramas" fue el acuerdo inicial que sentenciaba el vivir el momento, no recordar lo de ayer así haya sido bueno, no imaginar un futuro porque este no existe, no planificar, no actuar, solamente hacer. En cierta medida, eso estaban "haciendo". Tenían un muy buen sexo, lleno de situaciones risibles, satisfactorias, ardientes y jocosas. De aquellas que van acompañadas de traviesas sonrisas, mordidas deseosas y sudorosas sensaciones terminadas en algún lugar del cuarto que no necesariamente sea la cama sino que van desde el baño hasta en la cornisa. Se sentían físicamente pero no de alma. Sensación semi complaciente en tiempos actuales. &

Escapar

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¿Qué es lo que pasa en mi cabeza en este momento? ¿Porqué mientras siento todo no siento nada?. Mientras ella descansa en mi pecho me siento totalmente completo estando vacío por entregarlo todo. Aclaro que no hablo de esos vacíos que duelen, los que carcomen el sentimiento, sino de los que te reconfortan, de los que duran minutos y, en cuestión de unos cuantos más, renacen al apreciar como sube su mentón en tu pecho y te sonríe de manera simple.  No recuerdo exactamente cómo empezó. Lo más probable es que inició caminando por aquel malecón, quizás en algún sorbo de una cerveza artesanal, bailando en medio de la calle o en el hablar sobre alguna historia profunda de nuestras vidas. Lo que sí tengo por seguro es que se consumó con una sonrisa, puede haber sido una más tímida que las que se dan últimamente, pero sonrisa al fin. Y es que es aquel gesto simple y sincero el que remueve las ideas entrelazadas (desde las más serias hasta las más inverosímiles), pero todas con el mismo destino

El juego más difícil de aprender

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Javier es un amigo de la universidad. Compinche de juergas, de aquellas escapadas a mitad de semana a un "chupódromo" cerca del centro de estudios para escuchar música del momento mientras la cantidad de botellas hacían que el paisaje de una mesa de madera circular sea más agradable y de señales de una cada vez más fortalecida amistad. Nuestros, para ese entonces, veintitantos años (que con suerte estaban cerca de la mitad de dicha década) fueron el nexo y momento ideal para que sucedan esas incontables experiencias. Nunca perdimos contacto por lo que después de unos larguísimos 9 años llenos de algunos almuerzos, conversaciones y uno que otro "reencuentro" con las viejas amistades,  aquel buen muchacho de larga estatura decide casarse. El lugar elegido fue en una hacienda a las afueras de Lima que estaba cuidadosamente organizada para este tipo de eventos. Asimismo, un familiar de la novia se había encargado que hubiese buses prestos para el traslado desde la igles

Cinco canciones sobre papá

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En la entrega de los Oscar de 1998, un emocionado Roberto Benigni recibía la estatuilla de mejor película extranjera por "La vida es bella". En su más que recordada celebración dijo algo en su hermoso discurso que pasa desapercibido: "Quiero agradecerles a mis padres porque me dieron el mejor regalo: la pobreza" Esto demuestra que, aún con un mensaje lleno de ironía, en nuestros momentos de mayor triunfo y júbilo, lo primero que se nos viene a la mente son nuestros padres. El buen Roberto termina siendo un claro ejemplo de la importancia que tiene un padre y/o madre en la vida de uno y más si consideramos que dicha película trata precisamente de como uno hace lo imposible porque su hijo no pierda la esperanza en una complicada situación. Luego de esta breve introducción y aprovechando esta fecha tan espacial, aquí un listado de 5 canciones en que se puede evidencia un sentido mensaje al progenitor. No, no está "mi querido viejo" de Piero, tranquilos. 1.- S

Reina de papel

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Carolina mira por la ventana del taxi como el cielo de una mañana veraniega limeña se va aclarando hasta volverse totalmente resplandeciente. Mientras pasa por aquella vía rápida que le permite llegar en 15 minutos al aeropuerto, sus lentes negros son maniobrados por sus dedos en una clara muestra de nerviosismo aún cuando está a tiempo de poder realizar el embarque y abordar aquel avión que la encaminará a Barcelona. Son las 7:00 AM y lo más pesado no es la maleta en donde se encuentran su ropa y demás cosas materiales, sino aquellos pensamientos que aparecen en su aturdida cabeza. Esos rezagos de una gran tristeza que ha movido su estabilidad sin saber que camino la trajo ahí y qué camino deberá seguir. El haber trabajado en un night club y dedicarse a ganar dinero fácilmente habían marcado los últimos cinco años de su vida. Probó cosas que jamás lo hubiese podido hacer si no hubiese alcanzado aquel nivel adquisitivo de formas muy juzgadas pero poco comprensibles. No se arrepiente,