La caja de pandora
Martín estaba parado en el marco de la puerta viendo como aquellas cajas vacías se habían llenado de varios objetos y de muchos, muchos recuerdos. A pesar de ser verano, por alguna extraña razón no sentía calor y lo único que aprecia frente a sus ojos es aquella caja de cartón reforzado en dónde antes había entrado un equipo de sonido y en como diferentes objetos era protegidos con periódicos, bolsitas y demás cosas para que no se rompieran en el trayecto: - ¡Cuidado con esa caja flaco! Vale más que tu vida lo que hay ahí... Aquella fue la frase que soltaba su padre al verlo bajar con cautela pero con visible esfuerzo que exigía a sus extremidades y sonrojaba sus mejillas proporcionalmente grandes a comparación de los demás y motivo de burlas de su hermano en su infancia. Aún con todo ello, su padre sonrió, lo miró con cara de satisfacción por haberse sobrepuesto a unos 20 escalones que separan el segundo del primer piso (con dos zonas de descanso, detalle no menor) y como ya toda la