Demasiado bueno para rendirse
Desde hace meses, lo más bonito de mi semana se volvió una hora de los martes y ahora es la primera de mis sábados. No necesitaba prepararme mucho, solamente tenía que estar con mis cinco sentidos ahí, en ese instante, en ese todo y nada. Estar presente para poder conectarme conmigo mismo. Recordaba aquellos años maravillosos, los sucesos más loables, las proesas más emocionantes y los fracasos más dolorosos. Conectaba mi presente con el pasado para poder entender lo que me depara el futuro. Conjugaba mi corazón con mi cerebro, mi piel con mi sentir, mi alma con materia. Respiraba y era conciente de ello. Admito que la mejor sensación es la de no sentirse solo. Y es que hay una enorme diferencia entre estar solo y sentir la soledad ya que la segunda es más dolorosa al no ser una elección. En el caso de la mayoría de hombres, estar en soledad es algo más usual de lo que parece. Es tan normal que forma parte de nuestro día a día, no nos damos cuenta y no debemos quejarnos de ello porque