OK, no soy bueno escribiendo y eso quedará totalmente comprobado en lo que escribiré (o haré el intento) a continuación. A veces puedo ser algo apurado, lo sé, o hasta sentimental (pero sin llegar a lo cursi) y es por eso que tratar de unir esas dos sensaciones en unas cuantas lineas es algo difícil. Osea, hablaré de mi, pero no de mi (suena contradictorio pero así es, ya verán). Para mi los sábados son tranquilos, monótonos: desayuno tibio y rápido, ir a la ducha, salir, estudiar, almorzar, descansar, ver TV, salir (si se puede), dormir y ya. Pero ese sábado era algo diferente, la sala estaba totalmente invadida de colores, que en mis cortos 20 años de vida, jamás los había visto por ese fortín al que le llamo "casa", era los colores rosado, blanco y acompañados de cintas de agua y demás chucherías que no recuerdo el nombre. Y es que vengo de una familia en donde el 70% es de género masculino, y ver esos colores como que era algo... ya saben... extraño. Bueno, sin r