Una empresa llamada Navidad
Yo tenía la idea de que Diciembre era un mes tranquilo; de que las cosas simplemente fluían y de que todo caía por su propio peso. De que la magia y la felicidad reinaban en todos y todo pasaba porque sí. Esa es la idea que uno tiene de niño y que al ir creciendo y conociendo el mundo que hay afuera, se da cuenta que no todo es así y empieza a experimentar poco a poco una pequeña indiferencia por todo lo "mágico". A mi empezó a llegarme todo, desde los 15 años. El ordenar la casa desde los primeros días de diciembre nunca me pareció abrumador hasta esa edad. Y es que mi labor ya no era sólo seleccionar los adornos y colocarlos en la meza y el árbol; ahora tenía que colgar luces en ventanas y ver desde afuera que no se vea feo.